El museo monográfico de La Alcudia se está remozando desde hace unos días. Las obras, que terminarán dentro de diez meses, permitirán agrandar las salas de exposición y, a la vez, ampliar la zona destinada al estudio y a la investigación universitaria. Estos trabajos lograrán dar un mayor realce a un yacimiento tan singular y rico como conocido por los especialistas y estudiosos. Pero lo que, sin duda, es una asignatura pendiente para Elche es lograr que la ciudad donde se halló la Dama albergue un gran museo de arte ibérico que sea referente nacional e internacional como lo es el de arte romano en la ciudad extremeña de Mérida, un impresionante edificio obra del arquitecto Rafael Moneo. Una asignatura que estuvo a punto de aprobarse, y además con sobresaliente, hace doce años, cuando incluso la Universidad de Alicante encargó el macroproyecto al prestigioso arquitecto portugués Alvaro Siza, creador, entre otras obras, del Museo de Santiago de Compostela o del pabellón luso en la Expo de Lisboa. Siza incluso ideó una genialidad, que no pudo ver la luz, al plantear que el esperado museo se levantara en La Alcudia, justo en el mismo marco en el que la tierra "parió" esculturas y joyas arqueológicas que podrían ser ubicados a pie de tierra para disfrute del visitante. Todo aquello quedó en dique seco. En algún momento de la historia Elche debe reclamar ese gran museo como municipio de referencia indiscutible del arte ibérico que, entre otros hitos, tiene el de ser la única ciudad que, junto con Madrid y Barcelona, ha albergado dos congresos nacionales de Arqueología desde el año 1944, fecha en la que arrancaron tan importantes convocatorias. Y eso, entre otras cosas, marca el termómetro de referencia en el mundo de la investigación.