La temporada futbolística ya se ha terminado. De ahí que ayer jugara la sele-cción y que los herculanos, de cara al fin de semana, estén fuera de sí. Es decir que, en realidad, el fútbol no se termina nunca. De hecho, el tramo en que más venden los diarios deportivos es el que no hay competición y andan sueltos los fichajes. En lo que más interesa por estos lares restan tres jornadas y puede pasar de todo. El seguidor blanquiazul está entre esperanzado y sin fiarse un pelo. Por ganar el domingo no va a dejar de estarlo, sobre todo, si también lo hacen el resto de aspirantes excluído el Cartagena por motivos obvios. De producirse esa circunstancia, la mirada de la afición local se concentraría en una doble dirección: la tropa del Boquerón y Don Manué. A los contrincantes de sus competidores, nadie ha de desentrañarle lo que les aguarda. Más de uno anda frotándose las manos porque el dueño del "verde que te quiero verde" hace unos días que ha empezado a moverse. Lo primero que ha hecho es revolverse contra la jueza que investiga las cuentas del club y su abogado la ha acusado de "enemistad manifiesta" y no sé cuantas cosas más. De "palangana" aún no, aunque ya habrá oportunidad. Pero es que la movida es muy fuerte. Acaba de constatarse una larga falla desde Cádiz hasta Alicante en la Cordillera Bética. Fíjense el mosqueo. Según los investigadores, esta falla "se puede distinguir bien en la zona de Mula, Crevillent y en la cuenca de Granada; en la de Guadix-Baza no la esperábamos ver tan claramente". Los geólogos no se lo creen: "la cordillera Bética está dividida en una zona externa, su mitad septentrional, y una zona interna, al sur. Ésta se situaba originalmente a cientos de kilómetros al este de su posición actual, pero se empezó a desplazar hacia el oeste y chocó con la zona externa a la que deformó y arrastró en parte, momento en que se produjo la falla Cádiz-Alicante". Dios mío, la que va a armar este hombre.