Leo ciertamente sorprendido las declaraciones de un terapeuta británico en las que compara una raya de cocaína con dos horas de jugar con un videojuego. La difusión de esta noticia demuestra que el sector de los videojuegos está siempre bajo sospecha.

Además del debate producido en varios foros, he leído las declaraciones originales publicadas en el Lancashire Evening Post, accesibles vía internet. En la misma se detallan casos acerca de la peligrosa adicción que pueden provocar los videojuegos, sobre todo en menores de edad. No obstante, además se detallan casos de mayores de edad como la señora de 74 años adicta al poker online y cuya hija había comprado 270 pares de zapatos en ebay.

También se habla de la violencia que adquieren las personas cuando acaban de jugar a determinados juegos, pero destaca sobre todo el del niño de 14 años que había estado 24 horas jugando sin parar para comer y que cuando finalizó mostraba claros síntomas de deshidratación.

Tras leer el artículo en cuestión a uno le deberían entrar ganas de prohibir las consolas y quemar en una pira a todos los desarrolladores de videojuegos. Pero si así lo hiciéramos, también deberíamos empezar a prohibir una serie de actividades tan o más violentas.

En primer lugar, yo considero que no todos los videojuegos son iguales, por un lado los hay de gran o baja calidad, por otro de contenido violento o no, o educativo o no, etcétera. Esto es igual que los libros: todos queremos que nuestros hijos lean, pero no cualquier cosa. Seguramente el Mi lucha de Adolf Hitler o cualquier artículo de Belén Esteban no están entre los que les recomendaríamos.

Yo personalmente considero que es preferible que una persona, sea adulta o no, pase dos horas jugando a un videojuego interviniendo de forma activa a que esté de forma pasiva viendo algunos programas de televisión. Seguro que tras leer esta frase muchos harán referencia a los maravillosos documentales de La 2, pero también deberían recordar los reality show y las telenovelas juveniles que causan tanto furor últimamente.

En cuanto a la violencia que generan los videojuegos, no sé si es equiparable a la que a veces se respira en algunos estadios de fútbol e incluso plazas de toros. Todavía recuerdo en mi primera asistencia a una corrida de toros cómo la mitad de la plaza gritaba "mátalo, mátalo" mientras el presidente se planteaba indultar a un toro. Por otro lado, me preocupa los comentarios de algunos hinchas cuando acudo al fútbol con mis hijos y, por cierto, ya ni me planteo llevármelos a ver un partido fuera de casa por lo que pueda pasar.

Y, por último, cabe comentar también que no sé qué estaban haciendo los padres del niño de 14 años mientras éste estaba jugando 24 horas sin parar.

La industria de los videojuegos, a pesar de estas críticas, sigue en pleno proceso de expansión. Este proceso de expansión se debe en gran medida a la incorporación del público adulto al mercado. Este público adulto actual formó las primeras generaciones de jóvenes que empezaron a probar las primeras consolas Atari y similares que tuvieron su éxito en los años 80. Otro de los aspectos que lo han favorecido es el éxito imparable de juegos para dispositivos móviles y los sistemas de venta de los mismos que han hecho Apple, Google y en breve Microsoft. Este modelo permite a pequeñas empresas e incluso a programadores individuales desarrollar juegos sin necesidad de encargarse del complicado proceso de distribución y venta.

Además, la industria del videojuego sigue tomando decisiones muy acertadas. Una que aplaudí en su momento es que todos los videojuegos tienen de forma claramente impresa en su portada la edad para la que están recomendados. En contraste, muchas veces es complicado conocer la misma recomendación para las películas sean en cine o en DVD, en estas últimas suele aparecer con letras muy pequeñas, muchas veces oculto entre frases que referencian los derechos y cosas por el estilo.

Considero que dado este auge es un buen momento para que nuestra provincia apueste por este tipo de industria con gran futuro y poco contaminante. Hay una serie de aspectos que posibilitarían que fuéramos referencia en el sector. En primer lugar, la existencia de universidades de referencia que incorporan hasta ahora títulos de Informática y a partir del curso que viene de Ingeniería Multimedia. Otro aspecto, no menos importante, es el atractivo que tiene Alicante a todos los niveles: clima, aeropuerto y comunicaciones excelentes, gastronomía..., que puede favorecer la instalación de factorías de software. Además, el nuevo brillo que ha tomado la Ciudad de la Luz con su nueva directora Elsa Martínez, puede favorecer todo tipo de sinergias muy interesantes en algo que está condenado a entenderse como es el cine y la animación por ordenador.

Es necesario invertir en medios que incrementen la velocidad de internet por estos lares, quizá la única inversión realmente necesaria. Todo ello puede crear una industria que complemente a las ya existentes y tan necesarias en tan duros momentos.

En cuanto a si es malo los videojuegos para nosotros o nuestros hijos o incluso nosotros, diré que me preocuparé cuando mi hijo prefiera jugar al FIFA que jugar al fútbol y, por cierto, también recomiendo jugar de vez en cuando con ellos a las consolas aunque nos machaquen inmisericordemente.