Leo desde hace tiempo los artículos de Guillermina Perales en INFORMACION sobre la situación del arte en Alicante. Al principio me parecían interesantes y podía compartir opiniones sobre la grave injerencia política en la gestión y programación cultural, entre otros problemas de todos conocidos, pero hace ya tiempo que sus reflexiones sobre arte y estética me parecen de muy baja calidad intelectual y, lo que es peor, ofensivos, porque presenta obsesivamente la situación artística en nuestra ciudad como si nunca nadie hubiera hecho nada digno por la cultura y el arte en Alicante. Como si no hubiera historia. Y esto es una gran falta a la verdad, un engaño para el ciudadano y una ofensa para todos los que trabajan y han trabajado en el ámbito cultural. Perdón, hago memoria y recuerdo sus alabanzas a la labor del MARQ. Para el resto todo son descalificaciones.

Cuando hace apenas un par de días nos despacha con la noticia de que finalmente alguien ha hecho algo digno de mención, mi indignación llega al límite. Si leen su artículo del pasado día 3 de marzo en las páginas culturales de este periódico, al comentar la exposición comisariada por Eduardo Lastres sobre Emilio Varela, escribe al comienzo del texto: "si alguien pensaba que Alicante no podía generar actos artísticos de interés, solo tiene que acercarse por la Lonja...". No quiero pensar mal, pero es ampliamente conocido que al comisario y a quien escribe esas líneas les une una estrecha amistad. Que cada uno saque sus conclusiones.

Me parece inaceptable y vergonzoso que ya sea por amiguismo o ganas de protagonismo, o por desconocimiento u ocultamiento (a cual peor), Guillermina Perales no recuerde el valioso trabajo de comisariado, de programación expositiva y de gestión cultural que se ha hecho en Alicante desde hace ya bastantes años. Es ofensivo su intento continuado por borrar de un plumazo el trabajo de numerosas personas e instituciones, donde ha habido y hay buenos profesionales.

No se puede decir que esta sea una trayectoria y una historia perfecta. También tiene sus sombras. Efectivamente, todas las instituciones tienen sus asignaturas pendientes y aspectos a mejorar, pero tampoco se puede poner en duda que hay una historia de años de trabajo dignísima por la promoción del arte y de la cultura en Alicante y de sus artistas, por mucho que esta persona se empeñe en negar.

Es verdad que la política tiene una injerencia nefasta en la gestión de las instituciones artísticas en Alicante, y que muchas cosas deben cambiar radicalmente para separar los intereses políticos de unas políticas culturales que deben ser totalmente independientes, gobierne quien gobierne. Coincido en que los políticos deben dejar trabajar a los técnicos. Pero esto es un cosa y otra muy distinta es la campaña que dicha persona ha venido ejerciendo por enterrar lo que se ha hecho con esfuerzo de muchos profesionales del arte y la cultura. Quien entierra nuestro pasado cultural es un inculto, un interesado o un mentiroso.

Sus comentarios ya no tienen ninguna credibilidad porque ha ofendido a todos aquellos que han hecho y siguen haciendo un continuado trabajo que ella se empeña en rechazar y que ahora, hoy, solo concede a un proyecto reciente en la Lonja. Y como no somos tontos, nos imaginamos el motivo. Eso la descalifica totalmente. Y su periódico al darle espacio se hace también responsable de sus opiniones.

No basta con saber criticar, hay que saber distinguir entre la crítica y la descalificación continua, hay que saber de lo que se habla y respetar el trabajo ajeno. Hay que tener memoria. Sin todo ello, solo hay ofensa e incultura. Qué fácil debe ser criticar cuando no se ha hecho nada o casi nada por la cultura en Alicante. Cuando veo ahora lo que esta persona escribe en el periódico INFORMACION, no puedo evitar leerlo como "la mala crítica de arte".