Nueve años después de que se cerrara en Murcia (8 de enero de 2001) el acuerdo para conectar Madrid y Alicante con una línea de Alta Velocidad, el Ayuntamiento de Benidorm y el empresariado local han roto su silencio e iniciado una cruzada para que el AVE se prolongue hasta la principal capital turística de la Comunidad Valenciana y una de las más visitadas de la Unión Europea. Nueve años de silencio que ahora mismo parecen muchos, pero que tienen su explicación. En aquel enero de 2001, una vez que el entonces ministro de Fomento, Álvarez Cascos, confirmara la llegada del AVE, al empresariado benidormí se le pidió prudencia porque entonces la prioridad era mostrar cohesión ante Madrid y no dañar el proyecto. Nadie abrió la boca y hoy, a un mes escaso de que se licite la entrada del AVE en Alicante (al ministro Blanco sólo le falta el juramento de sangre), Benidorm ha levantado la voz para reivindicar que el AVE llegue hasta un área de 400.000 habitantes censados y una población estacional que puede rozar el millón en la temporada alta turística. La reclamación es legítima y defendible, pero llega en un momento complicado. La Administración (central y autonómica) no tiene un euro y la iniciativa privada no parece que pueda estar en condiciones de sufragar los cerca de 1.000 millones de euros que costaría llevar la Alta Velocidad hasta Benidorm.

El ministro Blanco aseguró el martes en el Senado que antes de que finalice marzo habrá presentado un ambicioso plan de cercanías ferroviarias que incluirá la construcción de un tren que conecte de forma rápida Alicante y Valencia por la costa con paradas en Benidorm, Dénia y Gandía. Lo que no está tan claro es cómo será la línea: si habrá ancho europeo como pretenden el Consell y el Ayuntamiento de Benidorm para posibilitar una conexión directa, no obstante, en función de Renfe) o se tratará de un conexión tipo tren-lanzadera desde la estación término de Alicante como la que el Ministerio de Fomento tiene decidido entre el aeropuerto y Alicante.

Si al final saliera adelante la propuesta del Consell, nos podríamos encontrar en un horizonte de diez años con que la provincia estaría comunicada con Madrid con tres líneas de AVE diferentes: una que arrancaría de Elche, otra de Benidorm y la de la estación de Alicante-término, al margen de las "lanzaderas" Alicante-aeropuerto que quiere licitar este mismo año el Ministerio de Fomento o el famoso tren de la costa Alicante-Valencia cuyo proyecto presentó Mario Flores el pasado septiembre en Madrid al secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, y del que nada se ha vuelto a saber. ¿Amortizable en los tiempos en que se puede volar... en avión por 20 euros?.

El progreso, que dirían algunos. Progreso que en la Costa Blanca del año 2010 choca con dos elementos que nadie parece tener en cuenta. Mientras Flores y el alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, claman porla población, la realidad del principal municipio turístico de la provincia y de España ofrece sus matices. Los hoteleros, empresarios que desde la segunda parte del siglo XIX han demostrado hasta hartarse que siempre han ido por delante de la Administración, tienen claro, por ejemplo, que en Benidorm lo que hace falta de forma inmediata es contar con más plazas de párking. ¿Por qué?, pues porque los ingleses (40% del mercado van a seguir viniendo en avión, aunque también es cierto que con una buena conexión ferroviaria se plantarán en Benidorm en unos minutos) y los españoles (50%) lo harán en su coche particular pues hablamos de un turismo familiar que mira el euro y no tendrá capacidad para moverse en un medio de transporte rápido pero caro. ¿Tercera Edad?, aunque podría parecer lo mismo aquí podría tener motivo una conexión ferroviaria potente, ya que los jubilados prefieren viajar en tren.

¿Qué es urgente para Benidorm y el resto de los municipios turísticos de la Marina? Pues un buen servicio de Cercanías, una carretera en condiciones (la duplicación de la variante de Benidorm lleva en presupuesto desde el año 2000 y todavía no se han iniciado las obras) y queda por ver cómo quedará el tren de la costa que, de momento, no aparece ni en presupuestos. Siguen también en barbecho proyectos clave como la remodelación de la autovía A-31, arteria que conecta Alicante con el centro de España y una de las que soporta mayor densidad de tráfico en verano o la articulación de una buena red de Cercanías... con Benidorm, con Elche y con el Vinalopó. A nuestros cargos públicos el AVE les pone. Benidorm y la Marina Baixa necesitan un tren rápido que les conecte con Alicante y El Altet pero no tiene por qué circular a 350 kilómetros a la hora. Estamos en la Costa Blanca, no en Japón.