Es todo un detalle que el presidente Camps haya suspendido sus vacaciones "para estar pendiente de los grandes eventos" -es decir, del Gran Premio de Fórmula 1 de Va-lencia- y, según declaraciones de última hora, para forjar un "frente común" con su Consell y los agentes económicos y sociales ante la crisis, a imagen y semejanza de lo que quiere hacer el Gobierno central esta semana con su cumbre ministerial en plena canícula. El impacto de la desaceleración tiene movilizada a la clase dirigente, pero no a toda, claro. En el caso de la ciudad de Alicante, por ejemplo, Camps podría contagiar a varios de sus correligionarios de partido y sacarles de la molicie permanente y la negligencia. Verbigracia: se le pregunta a la concejal de Playas por el abandono en primera línea de un tramo de la avenida de Niza de la Playa de San Juan en plena temporada alta con miles de visitantes a diario y contesta que hoy no toca, que ya veremos mañana. Se le traslada al delegado de Seguridad que un flamante parque de La Florida cierra sin avisar e incumple los horarios de apertura en plenas vacaciones con padres y niños a las puertas, y responde que él está de vacaciones y que, por consiguiente, no conoce nada del asunto. Llegados a este punto, no sabes qué es peor: si la irresponsabilidad o el descaro de la indiferencia ante los problemas cotidianos de la gente. Seguramente, la suma de ambas cosas. Mientras todo el mundo se plantea cual puede ser el alcance del frenazo económico y sus consecuencias individuales y colectivas, aún los hay que no se dan por aludidos y viven tan tranquilos al amparo del cargo público y la prebenda como si fueran vitalicios. Y además, ni se molestan en disimular; hasta les incomoda que les interrumpamos la siesta.