Alcalde pídeselo a Rajoy, seguro que no pondrá inconvenientes, entra dentro de su programa electoral. Uno de ellos a plantar en Alicante, uno de quinientos millones. No es mucho pedir, sólo un ejemplar para tu municipio, después de cuatro legislaturas te lo mereces, ánimo que en campaña electoral todo es posible, se come con los pobres y los jueves milagro. Un árbol a plantar donde un puñado de represaliados de la contienda civil, que machacó durante tres largos años la piel de toro, se hacinaban cerca de donde tu corporación ha decidido construir un Palacio de Congresos para mayor gloria de tu gestión y del progreso de la ciudad. Allí mismo donde muchos derramaron sangre, sudor y lágrimas esperando cárcel, sufrimientos o un destino incierto en el mejor de los casos. Allá mismo donde hubo un campo de refugiados, Campo de los Almendros llamado, pide uno de ellos a Rajoy que para tan buen destino no lo negará. Un almendro que sirva de recuerdo del padecimiento de aquellas gentes, que sirva de aviso para todos de lo inútil y cruel que puede ser una guerra.

Un árbol que florece en nuestras tierras al albor de cada año, que anuncia nuestra larga primavera, un árbol tan nuestro como el algarrobo o la palmera, un árbol que nos proporciona riqueza y sabores de gamas infinitas, turrones, almendrados, horchata de almendras. Un almendro que sirva de unión y reflexión, como símbolo de comprensión de penurias pasadas y de rechazo hacia la intolerancia, hacia la intransigencia. La vara que el pueblo te entregó alcalde no es para medir según las simpatías, la vara es para gobernar y administrar los recursos con equidad y sabiduría, la vara no es para castigar a quienes opinan o piensan distinto. No niegues peticiones por quien te lo pide, concede atendiendo lo que te piden. No seas del almendro la cáscara amarga. Negarse es avivar falsas polémicas, negarse es alimentar insultos e improperios casi siempre inmerecidos, negarse es ejercer un patético despotismo con los sentimientos de muchos alicantinos, de muchos vecinos. De quienes únicamente aspiran a recordar en paz a quienes no tuvieron oportunidad de decidir libremente, de los que únicamente desean sentar las bases para que nunca vuelvan a ocurrir sucesos como aquellos.

Sería una cicatería impropia de quienes acostumbran a gastar en protocolos y sinecuras buena parte de los recursos que les entregamos no dedicar ni un euro a levantar un monumento que recuerde parte de la historia de la ciudad, momentos trágicos, historia negra, pero historia nuestra, tanto como cualquier otra efemérides por las que se han levantado monolitos o estatuas. Quienes padecieron las penalidades en el campo sito en la Goteta se merecen un recuerdo en comunión de toda la sociedad alicantina. No es un capricho de extremistas que quieran crispar sentimientos, es un acto de justicia que antes o después se llevara a cabo. Aprovecha alcalde la oportunidad que te brindan quienes han llevado la iniciativa, ayuda a plantar un árbol de los quinientos millones que quiere plantar Rajoy y serás recompensado tanto en Génova como en el cielo. Dispón de una parte nimia de los presupuestos que administras para placa y piedra, para erigir un monumento pétreo junto a la cantera que dibuja su dentellada en un lomo de la Serra Grossa.

Árboles para el recuerdo, árboles para la concordia; almendros parte sustancial del paisaje mediterráneo que tan bellamente fuera descrito por la incomparable prosa poética de Gabriel Miró. Almendros para que se multipliquen en libertad, para dar sombra y fruto a quienes en un futuro tengan la suerte de nacer o vivir en estas tierras de acogida. Un árbol no puede votar, pero puede ser la semilla de una siembra a recoger en un futuro inmediato. Ecologismo y justicia en armonía, medioambiente y fraternidad en concordia. Reforestación de almas perdidas. Alcalde hoy puede ser un gran día, no desaproveches la oportunidad.

Luis Prats Pérez es sindicalista y empleado de la CAM.