uestros socialistas deben de andar un poco inquietos en estos días de precampaña. De otro modo no se acaba de entender su reacción ante la recomendación de la Comisión permanente de la Conferencia Episcopal de votar por los partidos contrarios a algunas leyes que llevan denunciando desde que se promulgaron, y a toda clase de reconocimiento político de organizaciones terroristas.

Nada de lo que los obispos expresan ahora lo hacen por primera vez. Uno comprende que eso no guste a los socialistas, porque ellos son, junto a otros varios partidos, los responsables de que hayan ocurrido las cosas que denuncia la Conferencia Episcopal. Pero de ahí a interpretar que los obispos piden el voto para el PP media algún trecho. Concretamente, en su entrevista, Mariano Rajoy explica que si llega a la Moncloa no piensa cambiar la legislación sobre aborto, ni derogar los matrimonios homosexuales más que en la denominación, ni tocar la ley llamada del divorcio exprés.

Quizás nuestros socialistas no están tan preocupados como dicen por lo que llaman "inmoralidad" de los obispos al "hacer campaña para el PP con el terrorismo", sino que sólo tratan de estimular a los sectores más comecuras y antisistema a ir a las urnas, como ocurrió en 2004 a cuenta de los atentados de tres días antes de las elecciones. Y como ahora no hay varios trenes reventados ni doscientos muertos hechos trizas, tal vez pueda funcionar la excitación de los odios viscerales a todo lo que huela a cristianismo. Cualquiera sabe.