Aún retumban en mis oídos las palabras del candidato Bernat hablando de que lo más probable es que el ave llegue a Alicante en 2011. Le faltó vista para zafarse del engorro que siempre supone comprometerse con una fecha aunque, en este caso, ni siquiera llegara a hacerlo del todo. ¿Careció de vista o de datos? Ni un responsable político de ningún signo tiene fácil solventar la papeleta del retraso que el tren de alta velocidad acumula, pero en la actua- lidad sí que se cuentan con elementos reales que palían ese déficit. Gracias a las inversiones que Renfe ha venido realizando -podía haber contestado porque además es cierto-, el próximo año será posible hacer el trayecto hasta Madrid en dos horas y media y hasta Barcelona en una más, al igual que ya puede plantarse uno en Valladolid en cinco horas y media, una hora y media menos que el año pasado. Pero incluso para un supuesto em- pollón como este catedrático de otras ramas embrionarias, asimilar datos a porrillo no es fácil. Es el problema de los candidatos de laboratorio. En Valencia y en Murcia, el pepé ha hecho frente a dos pesos pesados como De la Vega y Bermejo con dos de andar por casa: Pons y la alcaldesa de Cartagena. Aquí, Soria, todavía ha tenido suerte porque han vuelto a ponerle enfrente a uno de otro mundo. Pero aún así, la táctica esta de que el dedo mágico de Zapa- tero designe a fulanito hoy por Cádiz y mañana por Santander y zutanita vaya usted a saber por dónde, parece algo distanciado a del método interruptus aquel de primarias que al menos obligaba a los aspirantes a pegarse al terreno si querían tener algo que hacer. Como se descuiden, cualquier día de estos notan que les cuesta movilizar a los suyos.