L a idea surgió hace dos décadas en Gandía. Venía impulsada por el sector maragallista del socialismo valenciano y por un nutrido grupo de intelectuales nacionalistas. Se acuñó el término comarcas centrales, para designar una franja de territorio de la Comunidad Valenciana a caballo entre las provincias de Alicante y Valencia. Se afirmaba que comarcas como l$27Alcoià, El Comtat, la Vall d$27Albaida, La Safor y la Costera tenían (por proximidad geográfica y por tipología económica); problemas comunes y debían buscar soluciones comunes. De inmediato, saltaron todas las alarmas. El PSPV, que entonces reinaba en la Generalitat y las diputaciones, pensó que un grupo de incontrolados quería poner en marcha la cuarta provincia y se dedicó sistemáticamente a boicotear el proyecto, sin conocer ni siquiera sus contenidos.

A trancas y barrancas, se le daba forma institucional a la idea, creándose el Consorcio de las Comarcas Centrales, un ente intermunicipal destinado a impulsar planes de desarrollo conjunto. Este organismo se limitaba a celebrar unas cuantas reuniones y a encargar una serie de estudios técnicos, que nunca han llegado a cruzar la frontera de la realidad. Desde un principio, Alcoy (la población de mayor tamaño); permanecía al margen de la iniciativa, desaprovechando una nueva posibilidad de asumir un cierto papel liderazgo territorial. La Generalitat (socialista o del PP); tampoco vio con excesivas alegrías la propuesta. El proyecto nacía con rigor mortis y ha acabado por fallecer por pura inactividad. Estos días, en un ejercicio de caridad cristiana, unos cuantos funcionarios están procediendo a liquidar cuentas y a darle santa sepultura al cadáver, que ya empezaba a oler.

Mientras se desarrollaba esta fúnebre peripecia, los sindicatos y las patronales han ido adaptándose a los tiempos y han creado asociaciones que cubren todo el ámbito de las comarcas centrales, al entender que se trata de su escenario geográfico natural. Si algo nos ha demostrado la triste historia del Consorcio, es que la realidad va por un sitio y los políticos por otro.