o sé si los que formamos parte de la izquierda plural ilicitana hemos alcanzado a captar la importancia del acuerdo de gobierno entre PSOE y Compromís en el Ayuntamiento. La derecha política, económica y beata, sí.

La derecha más rancia, aquella que por los madriles denominan «la derechona» no ha reconocido todavía, después de varios meses, que, por pocos o muchos votos, han perdido las elecciones municipales, que una persona, Ángels Candela, de una coalición como Compromís a la que ellos ven como «rojos-nacionalistas», les diera calabazas a sus ofertas desde Vinaroz hasta Orihuela, y, sobre todo, lo que no soportan es que forme parte del equipo de gobierno municipal de la izquierda ilicitana.

Ellos, los representantes de los poderosos y los negocios, seguramente preferirían un gobierno de mayoría absoluta del PSOE con Diego Maciá a la cabeza, que un gobierno donde esté representada la izquierda transformadora.

Algunos piensan que una mentira repetida y repetida y repetida acaba convirtiéndose en una verdad, personalmente creo que una mentira nunca será una verdad, pero cierto es que por el camino va haciendo estragos. Es también habitual que un estado de opinión artificialmente creado por los poderes fácticos y amplificado por algunos medios de comunicación acabe siendo un axioma social.

Esto es lo que el PP, la derechona de este país, está intentando hacer desde que perdieron las elecciones generales en 2004 (las furgonetas, las mochilas, los teléfonos del 11M, el terrorismo de ETA, el Estatuto de CatalunyaÉ Total, que España se rompe);, y lo que sus mediocres correligionarios locales intentan copiar a nivel local.

Mercedes Alonso, alumna aventajada de D. Manuel Ortuño, junto a sus acólitos del grupo, se suma al carro de la estrategia de sus maestros los rajoyzaplanaceves y en un intento por emularles día sí, día también, se montan ruedas de prensa vacías de contenido político y llenas de visceralidad ramplona.

Cuando no presentan mociones al Pleno solicitando nombres de calles para alcaldes franquistas, las presentan para exigir un campo de fútbol en un solar de la Generalitat destinado a vivienda publica o para pedir una línea de autobús hasta el nuevo convento de las Clarisas (¿hay fiesta en el convento Si es de clausuraÉ, ¿para que quieren las monjitas el autobús );, o sobre banderas, símbolos, retratos y demás parafernalia.

La última gran propuesta de la encomiable Mercedes Alonso en el pleno del pasado lunes ha sido la presentación de una moción para volver otra vez con el tema demagógico del agua (Plan Hidrológico Nacional y Trasvase del Ebro);, precisamente el mismo día que el PP renunciaban a sostener la defensa del trasvase del Ebro en el Congreso de los Diputados y retiraba las enmiendas sobre el tema. La patética portavoz popular todavía se atrevía a decir que «Estamos en un teatro, y nosotros no vamos a formar parte de ningún teatro». Una vez más el PP ilicitano se queda fuera de juego.

Para colmo de sus votantes, en los Plenos municipales les ha dado por no apoyar propuestas como las de garantizar a las mujeres ilicitanas el acceso a la anestesia epidural o no votar a favor de reclamar la creación de un centro de día para enfermos de Alzheimer o abstenerse en poner en marcha la Tarjeta de Residente de las calles reguladas por la ORA. Eso sí, a la hora de criticar no ahorran en mentiras, insultos y descalificativos hacia el equipo de gobierno y, sobre todo, hacia la representante del Compromís. Vista la visceralidad con la que se despachan, parece ser que lo que les preocupa de verdad es que la edil Ángels Candela pueda evidenciar que hay otra manera de hacer política, desde la izquierda, con humildad y con las personas. Los electores del Compromís (EU-Bloc-Verds); han de acostumbrarse a esta nueva situación: hemos pasado de la marginación a estar en el centro del debate político. Pero acostumbrarse no implica aceptarlo sin réplica. Por eso es necesario que la gente de izquierdas haga oír su voz, a veces desde la crítica, pero, cuando corresponda, desde el apoyo activo ante medidas progresistas que son vilipendiadas por aquellos que disponen de mayor capacidad para hacerse oír o leer. q