o hay siglo sin fin del mundo. El fin del mundo actual parece más verosímil que los anteriores porque a primera vista es el menos literario, pero yo no me fiaría. La literatura se equivoca menos que el ensayo científico y, si no, fíjense en La Metamorfosis, la novela de Kafka , que se cumple todos los días de nuestra vida. Ningún ensayo científico, por otra parte, ha demostrado la resistencia de la Biblia. Pese a carecer de valor científico, su Apocalipsis sigue siendo la referencia de creyentes y no creyentes. El último informe sobre el cambio climático parece escrito por San Juan, más que por un grupo de investigadores. Así las cosas, no se entiende por qué algunos dicen que no conviene leer novelas a partir de los cuarenta años. Precisamente, a esa edad empieza a cumplirse la literatura (y el fin del mundo);.

Los inventores del mercado, gente muy sesuda, no previeron en ningún momento que la mercancía más valiosa acabaría siendo el alma. Ningún economista serio ha hablado jamás de la cotización del espíritu, de la que viene ocupándose profusamente, desde tiempo inmemorial, la literatura. Pero ahí lo tienen. ¿Qué es lo que se vende y se compra hoy en las grandes plazas El alma. Desmonten ustedes el proceso de compra-venta de Endesa y advertirán que lo que se ha puesto en juego ahí no son valores materiales, sino personalismos que salían del alma de los que han participado en la reyerta. Otra cosa es que el comprador final del alma de Endesa sean el diablo o Dios, lo que no sabremos hasta pagar el próximo recibo de la luz. Pero pónganse en lo peor.

La Bolsa se mueve por estados de ánimo (estados del ánima); más que por asuntos tangibles, materiales. Los soldados británicos detenidos en Irán cotizan ya en la Bolsa de los programas de TV. Lástima que Blair haya dado a última hora un gatillazo bursátil. ¿Pero qué vendían esos chicos ¿Armas, trigo, camisas, botas de montar Nada de eso, vendían una novela. Si se les hubiera ocurrido escribir un ensayo sobre su detención, no se lo compraría ni el servicio de inteligencia. Lo que nos interesa es, una vez más, el alma. Y esa es la demostración de que estamos a dos pasos del fin del mundo. Pero un fin del mundo, insistimos, a la manera del de San Juan.