Llega la hora de lanzarse a la piscina en las Olimpiadas y el nadador canadiense Santo Condorelli despliega su ritual de la suerte. Una ‘peineta’ ante las cámaras de televisión. Pero su intención no es ofensiva. Según el mismo ha confesado, se trata de un gesto dirigido de forma cariñosa a su padre y que lleva haciendo desde los ocho años cada vez que se tira al agua.