Cuando muchos andan aún reordenando sus ideas para entender qué es lo que ha pasado en la segunda temporada de Westworld, yo me voy preparando para la posibilidad de que en realidad nos están contando lo mismo (o algo muy parecido) que en Person of Interest. No en vano Jonathan Nolan es la persona que tienen en común ambas series (además de J. J. Abrams, pero me temo que éste sólo pone el nombre tanto en una como en otra y poco más). Las dos giran en torno a la inteligencia artificial y van teniendo cada vez más cosas en común, apuntándose al género del ciberpunk. También la música las conecta, ya que el compositor de ambas es Ramin Djwadi (el mismo de Juego de Tronos).

Las dos comenzaron con la apariencia de ser un producto palomitero y ligero, pero han evolucionado para convertirse en algo muy diferente. Westworld era una especie de Jurasic Park donde los robots de un parque de atracciones ambientado en el salvaje oeste se volvían locos y empezaban a matar a los turistas. Mientras que Person of Interest parecía ser un procedimental policiaco donde los protagonistas resolvían casos semana tras semana tras recibir los avisos de un superordenador que era capaz de predecir crímenes. A medida que avanzaban sus tramas, se iban despojando de capas y disfraces, para finalmente quedarse en lo que realmente eran: la historia sobre la aparición de una nueva forma de vida en la Tierra. Es superior y es cibernética. Las máquinas de Westworld y de Person of Interest son los nuevos dioses.

Es como si un jugador de cualquier videojuego de tiros decidiera un día poner en marcha una aplicación por la que mejora la personalidad de los personajes a los que dispara y lo hace tan bien que un día adquieren consciencia de lo que son, buscan vengarse y obtener la libertad. A Dolores (Evan Rachel Wood), sólo le falta ponerse en un ático bajo la lluvia diciendo eso de "He visto cosas que no creeríais...", como hacía el personaje de Rutger Hauer en el final de Blade Runner.

Intentaremos reducir al mínimo el número de spoilers, pero cada vez estoy más convencido de que en el caso de Westworld a veces pueden ser un mal necesario para poder ordenar el puzzle formado por las distintas líneas temporales. Buscando las similitudes, en las dos series siempre está de fondo la historia de los dos amigos que ponen en marcha el revolucionario proyecto sobre el que gira la serie. En Person of Interest, Harold Finch (Michael Emerson) y Nathan Ingram (Brett Cullen) son los creadores de La máquina y su historia se nos va narrando a través de flashbacks. En Westworld, los dos amigos que conciben el revolucionario parque temático son Robert Ford (Anthony Hopkins) y Arnold Weber (Jeffrey Wrigth). La trágica muerte de uno de ellos en el pasado es determinante en la posterior evolución de la trama. Personajes como James Delos (Peter Mullan) o William Simpson (Ed Harris) serían los empresarios sin escrúpulos y que hacen un uso poco ético de las posibilidades tecnológicas del parque.

A lo largo de la primera temporada fue creciendo la importancia del personaje de Maeve (Thandie Newton), la madame de burdel. Ella se convierte en uno de los primeros robots en adquirir conciencia de lo que es y al final acaba desarrollando la habilidad de poder controlar a otras máquinas. ¿Es el equivalente a la Máquina de Person of Interest? No hay que olvidar que en el último episodio, los malos han transferido a una de las prostitutas, a Clementine (Angela Sarafyan), las mismas habilidades que tenía Maeve y que usan para tratar de decantar la batalla a su favor. ¿Acabará siendo la versión de Samaritano, ese reflejo oscuro de la Máquina que se convirtió en el gran villano de Person of Interest? Al final de la segunda temporada de Westworld, los androides han acabado encontrando su nirvana particular. Una versión robótica del Paraíso en el que lograban poner a salvo de las manipulaciones de los humanos y alcanzaban la ansiada libertad tras la muerte física de sus recipientes. ¿Es el equivalente a cuando Finch liberó a La Máquina para ponerla a salvo de las manipulaciones del Gobierno?

El desenlace de la nueva entrega de la serie deja las puertas abiertas para que nos encontremos con algo absolutamente nuevo el año que viene. El escenario de la trama ya no tiene por qué ser el de los parques temáticos de Ford y poco importa cuántas versiones tematizadas del parque quedan por aparecer. Dolores y Bernard están sueltos en el mundo real. ¿Veremos una guerra entre las facciones de los androides? Al fin y al cabo, hasta el propio Hombre de Negro ha resultado ser otra máquina. La historia ha dejado de tratar sobre un puñado de máquinas que se rebelan contra los hombres que las maltratan para su diversión. Ha resultado que los hombres que las controlaban en realidad buscaban recipientes para trasladar sus mentes a un nuevo recipiente para alcanzar la inmortalidad. Un San Junípero digital en el que seguir existiendo en una forma de vida perfecta.