Congelar alimentos es una práctica muy útil para alargar su conservación y neutralizar algunos elementos patógenos que pueden provocarnos problemas de salud. El ajetreado ritmo de vida que llevamos provoca que quien más quien menos todos optemos de forma cotidiana por congelar alimentos, tanto frescos como ya previamente cocinados.

No obstante, para mantener las propiedades nutritivas de estos alimentos es necesario tener en cuenta una serie de factores. En este sentido, para realizar el proceso de congelación debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones que no siempre seguimos y que en algunos casos pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud, especialmente ahora que estamos ne pleno verano.

La inadecuada congelación y descongelación de un alimento no solo provoca una alteración de sus características organolépticas, sino que también causa un aumento de los riesgos sanitarios debido al incremento de la carga microbiana.

Al conservar la comida en un entorno frío, y a veces muy frío, la actividad microbiana se ralentiza o incluso se detiene. A diferencia de lo que ocurre con el calor, que puede acabar con los microorganismos, el frío sólo reduce su presencia durante un periodo de tiempo.

Pautas para congelar los alimentos

Por ejemplo, las esporas del moho son capaces de hibernar dentro de la comida, pero cuando llega el calor, éstas vuelven a la vida. Así lo advierte Carol Ann Rinzler en 'Nutrición para Dummies' (Planeta), un manual con instrucciones sobre los alimentos para principiantes, en el que también subraya que el tiempo de conservación de los alimentos refrigerados depende de dos factores: el primero es el tipo de alimento en sí; y el segundo, la calidad del envasado (cuanto mejor sea, más tiempo durará en la nevera). "Si la comida entra y sale de la nevera todo el rato puede estropearse mucho antes", precisa.

La autora de más de 20 libros sobre salud y nutrición aconseja que si un alimento parece sospechoso hay que tirarlo directamente a la basura sin probarlo. "El olor no siempre revela que un alimento ya ha caducado", alerta. Por otro lado, explica que la mancha seca marrón que suele aparecer en las comidas congeladas, más conocida como 'quemadura por congelación', surge cuando la humedad se evapora de la superficie de la comida congelada.

"Como las quemaduras por congelación alteran la composición de las grasas en la superficie de la carne, también puede causar pequeños cambios en el sabor", agrega. Para evitar estas manchas dice que sólo hay que envolver bien la comida en papel de aluminio o en papel para congelar y guardarla en una bolsa de plástico. "Cuanto menos aire quede en la bolsa, menos manchas marrones en la carne", explica la experta.

En esta guía con los últimos descubrimientos en la materia, Carol Ann Rinzler señala que al congelar cualquier alimento, el agua que hay dentro de las células forma pequeños cristales que pueden romper la pared celular. Al descongelar la comida, el líquido que hay en el interior de las células se escapa, por eso la comida congelada tiene una textura más seca que la fresca. A su vez, resalta que esta pérdida de humedad puede reducirse descongelando la comida dentro de su envoltorio, para que así pueda reabsorber la humedad que queda en el envase.

"Por desgracia es imposible devolver su textura crujiente a las verduras congeladas. Como contienen mucho agua, al descongelarlas los cristales rompen todas las paredes celulares y quedan muy blandas. Lo mejor es apartar las verduras del estofado y otros platos similares antes de meterlos al congelador", especifica la experta.

Sobre volver a congelar alimentos previamente descongelados, la experta en nutrición indica que es posible hacerlo siempre y cuando aún contenga cristales de hielo o se note fría al tacto. Eso sí, precisa que las comidas con salsa, como los macarrones con queso, serían la excepción.

"Al sacar el plato del congelador, la salsa alcanza la temperatura ambiente mucho antes que las partes sólidas, por lo que los microorganismos empiezan a hacer su trabajo cuando la comida aún está dura como una piedra. Si sacas un plato con salsa del congelador es para consumirlo enseguida. Si no habrá que tirarlo", advierte.