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Las primeras 46 viviendas colaborativas de la Vega Baja se construirán en Pilar de la Horadada

La comarca apuesta por las viviendas colaborativas, un modelo importado de Escandinavia en el que sus inquilinos son cooperativistas

Pilar de la Horadada es el primer municipio que contará con vivienda colaborativa privada. tony sevilla

La Vega Baja empieza a apostar por las viviendas colaborativas o «cohousing». Un modelo que está muy extendido en algunos países europeos y que en nuestro país cada vez tiene mejor acogida. Pilar de la Horadada se convertirá en el primer municipio de la comarca en contar con una urbanización en la que sus inquilinos son cooperativistas, comparten zonas comunes y autogestionan el edificio.

El Ayuntamiento de Pilar de la Horadada ha autorizado un conjunto residencial con 46 apartamentos en la urbanización Riomar de Mil Palmeras, todos bajo la premisa de la vivienda colaborativa. El municipio se une así al mapa del «cohousing». La licencia urbanística se ha concedido para un conjunto asistencial de 46 apartamentos con servicios e infraestructuras comunes de ocio y salud, piscina y garaje con 46 plazas, 20 trasteros y aparcamiento de bicicletas. El proyecto lo ha presentado la promotora Torreviñas S.L., que levantará esas 46 viviendas colaborativas en una parcela de 2.212 metros cuadrados de superficie en la calle Río Esla y adyacentes.

Esta forma de vivir en compañía y rodeado de amigos nació en los países escandinavos hace 30 años. Se trata de un modelo de vivienda colaborativa en la que sus inquilinos son cooperativistas de una urbanización en la que comparten zonas comunes al tiempo que tienen sus propios inmuebles. El cohousing pretende ser un punto de encuentro entre vecinos, para que se conozcan y se ayuden entre sí y está diseñado para fomentar actividades al aire libre.

El edil de urbanismo de Pilar de la Horadada, Ángel Albaladejo, explicó ayer que la vivienda colaborativa «pretende agrupar a personas en distintas etapas de madurez, pero que compartan los mismos valores, en una misma comunidad para que realicen actividades de forma conjunta». En Pilar de la Horadada, explica el edil, «este modelo encaja perfectamente con nuestra tipología de construcción, y al mismo tiempo es una muestra más de cómo la arquitectura se adapta a las necesidades sociales». Por este motivo, desde el Ayuntamiento se asegura que su intención es «impulsar este tipo de iniciativas».

El consistorio pilareño ha concedido ya la licencia ambiental, de actividad para el funcionamiento y la urbanística a la promotora. Los 46 apartamentos que construirá se dividen en 24 de un dormitorio y 22 con un dormitorio y una habitación, Las obras se iniciarán en seis meses con un plazo de ejecución de tres años como máximo.

Otros municipios de la Vega Baja podrían seguir el ejemplo de Pilar de la Horadada. En Torrevieja y en Orihuela hay proyectos para que se poner en marcha estas viviendas colaborativas, pero no se han llegado a materializar por el momento.

Este tipo de viviendas son una alternativa a la residencia o los geriátricos y suelen adquirirlas personas solas o matrimonios que se vana jubilar o prejubilados para pasar sus últimos años con otros inquilinos que se unen para convivir de forma colaborativa. Según la plataforma «Cohousing Spain», que apuesta por «otra forma de vivir más humana y sostenible», las viviendas colaborativas «son una magnífica solución para la prevenir la soledad, facilitar el acceso a vivienda asequible y no especulativa, o evitar la institucionalización en residencias y la despoblación», según su web, donde se indica que hay tres urbanizaciones colaborativas en Alicante y dos en Elche en la provincia.

Escasa iniciativa pública

Rabasa, en Alicante, cuenta con los primeros terrenos públicos de la provincia, cedidos por la Generalitat, para la construcción de viviendas «cohousing» o hábitat cooperativo. Los títulos ofrecen una rentabilidad del 2% anual, a 3 años, y se podían adquirir desde un título de 1.000 euros hasta un máximo de cien. En Torrevieja se celebró el pasado año una jornada de vivienda colaborativa en la que la Generalitat anunció que la localidad era una de las siete «piloto» de toda la Comunidad para el plan de modelo no especulativo de vivienda de cooperativas en régimen de cesión de uso. En este caso se ofrecía una parcela de 454 metros cuadrados de superficie (1.400 edificables) donde se construirían hasta 18 viviendas.

Con un uso por 75 años, el perfil que se buscaba era el de personas con una cierta solvencia y que tienen problemas para acceder a una hipoteca, pero pueden optar a construir una vivienda constituyendo una cooperativa en la que al menos el 50% de los miembros deben pertenecer a colectivos preferentes (menores de 35 años, mayores de 60, personas de diversidad funcional, etc.), y que los ingresos de la unidad de convivencia fueran inferiores a 4,5 veces el IPREM. Un proyecto del que no se ha vuelto a saber nada.

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