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Las excavaciones en la muralla del castillo de Guardamar sacan a la luz objetos del periodo íbero

Satisfacción entre los arqueólogos tras hallar valiosos restos históricos durante el primer mes de los trabajos que se están desarrollado en el muro de poniente de la antigua ciudadela

Realización de los trabajos arqueológicos en el castillo de Guardamar del Segura. m. j. escobedo

Ya ha pasado un mes con el castillo cerrado al público a fin de desentrañar la antigua fortaleza que custodia el pueblo de Guardamar de Segura. Desde que el pasado 7 de mayo se iniciaran las excavaciones arqueológicas (inscritas en el Proyecto de Restauración y Puesta en Valor del Castillo de Guardamar), los hallazgos de materiales pertenecientes a útiles domésticos son numerosos, aparecen casi a diario, y están aportando una válida información para conocer más y mejor a las culturas que se asentaron en este cerro hace siglos.

Los primeros trabajos de excavación se están ocupando de desmotar los restos contemporáneos de la muralla de poniente, conocida como el «muro Canales» debido al apellido de la familia que adquirió el castillo años atrás y que mantuvo en propiedad hasta que el Ayuntamiento la compró en la década de 1980. Es en esta zona de la antigua villa, que se empezó a trabajar de sur a norte, donde se han encontrado multitud de tipologías cerámicas de distintas épocas y fragmentos pertenecientes a la cultura ibérica, fechados en torno al siglo V a.C.

«Lo más común es que encontremos partes o trozos, exceptuando alguna pieza prácticamente íntegra, de objetos cerámicos que van desde la fundación de la villa, en el siglo XIII, a su destrucción, en el siglo XIX», explicó el conservador del Museo Arqueológico de Guardamar (MAG), Francisco J. Parres.

Para él, estos descubrimientos están siendo muy bien recibidos, ya que «estamos encontrando más de lo que pensábamos». Entre las piezas que estaban ocultas entre tierra y piedras, han aparecido una jarra cerámica casi completa y un fragmento de un pebetero de terracota con forma de cabeza femenina del periodo ibérico, que manifiesta esa posible relación de este yacimiento con un santuario, siendo uno más de los que se sitúan en la costa alicantina, según una de las arqueólogas, Inmaculada Reina.

«Todo este material nos ofrece información sobre el modo de vida y el nivel adquisitivo de los pobladores que durante casi 600 años vivieron allí arriba, en el castillo y la cerámica nos muestra los usos y costumbres en la preparación y el consumo de los alimentos», aseguró el responsable del museo arqueológico local.

En este sentido, con estas primeras intervenciones se pretende resolver incógnitas, como constatar las fases constructivas del sistema defensivo guardamarenco y localizar dónde se encuentra una de las torres renacentistas. Este último aspecto ha requerido un sondeo con georradar cerca del depósito de agua, construido en los años sesenta, que destrozó por completo la base de la iglesia y uno de los accesos a la ciudad fortificada.

Estas actuaciones del proyecto liderado por Contrafforte Resatauro S.L., sobre la muralla, situada hacia el interior de la comarca de la Vega Baja, comenzaron a llevarse a cabo de sur a norte para averiguar el arranque original del trazado del vetusto cercado. En este desarrollo de las labores iniciales hay alrededor de unas veinte personas trabajando en esta primera fase de excavación en la histórica ciudad amurallada, entre ellos el arquitecto Joaquín García Marín, el aparejador Pascual Mora y los arqueólogos José David Busquier y Eduardo López. Con ellos un equipo humano con experiencia en las tareas relacionadas con la arqueología y la restauración en patrimonio histórico.

Patrimonio

Según indicaron los trabajadores, después de retirar las capas de tierra en un espacio comprendido entre los cinco metros de ancho y hasta alcanzar la roca madre, entendiendo esta profundidad como la base geológica, se emprenderá en unos días la fase de restauración de la parte ya trabajada.

La ciudadela amurallada, declarada Bien de Interés Cultural, fue habitada desde el siglo VIII a. C. hasta el siglo XIX y albergó el castillo en lo alto del cerro. En el siglo XIII, se fundó la villa a instancias del Alfonso X el Sabio. Con el paso del tiempo, los vecinos construyeron sus casas extramuros y tras el terremoto de 1829 se destruyó por completo la villa. Después,sirvió de cantera para el pueblo que surgió a sus pies.

Parque temático arqueológico en el área del sudeste

Concluidas las obras de restauración y puesta en valor del castillo de Guardamar, con una inversión de 1,2 millones de euros, financiados con fondos aportados por el Consistorio guardamarenco y el programa Feder de la Unión Europea a través de la Generalitat Valenciana, será uno de los yacimientos arqueológicos que se podrá visitar en la localidad antes de final de año junto con los de La Fonteta, que alberga la Rábita Califal (siglo X) y la ciudad amurallada fenicia (siglos VIII-VI a. C.).

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