Una macrooperación conjunta de la Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria ha permitido desarticular en las provincias de Alicante y Murcia una red de narcotraficantes que fabricaba y preparaba en una náutica de Santa Pola sus propias narcolanchas para introducir la droga por las costas españolas. El naufragio de un yate con más de tres toneladas que fue remolcado a Torrevieja y la aparición de una embarcación de alta velocidad a la deriva frente a la costa alicantina condujo a la desarticulación de esta organización delictiva dedicada al trafico a gran escala de hachís.
La operación, dirigida por el juzgado de Instrucción número 6 de Alicante, se ha saldado por el momento con la detención de quince personas en Santa Pola, San Vicente del Raspeig, El Campello, La Manga del Mar Menor y Murcia. Cinco de los implicados han ingresado en prisión preventiva.
Además de los arrestos, los investigadores han intervenido siete narcolanchas, 3.357 kilogramos de hachís, dos camiones articulados y cinco turismos.
Las pesquisas se iniciaron el pasado mes de febrero después de que el Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Alicante encontrara una embarcación de alta velocidad a la deriva. Procedía de aguas internacionales y tras la inspección técnico-ocular realizada por el Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Alicante se sospechó que había sido utilizada por un conocido narcotraficante asentado en la zona levantina.
La aparición de esta narcolancha coincidió ese mismo mes con la incautación de un alijo en una embarcación de recreo que naufragó cerca de Cabo de Palos y fue remolcada al puerto de Torrevieja. Los dos tripulantes fueron rescatados por Salvamento Marítimo y trasladados a Cartagena, sin que ese momento se conociera que estaban transportando droga.
El barco estuvo a punto de hundirse a cuarenta millas de la costa pero pudo ser trasladado a Torrevieja y agentes del EDOA de Alicante y Murcia decomisaron más de tres toneladas de hachís.
La maniobra de reflote fue compleja y se necesitó la colaboración conjunta de los Servicios Marítimos de la Guardia Civil de Alicante y Murcia, del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Alicante, de Salvamento Marítimo, de Bomberos de Torrevieja y del patrón mayor de pesca de Torrevieja. También se sumaron al operativo medios aeronavales y terrestres de la Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en Alicante.
Además de la droga recuperada del interior del yate naufragado, durante los días posteriores aparecieron fardos de hachís a la deriva en las costas de Murcia y Alicante. Se encontraron cinco fardos a la deriva y 79 dentro del barco, lo que arrojó un peso de 3.357 kilos de hachís, cuyo valor en el mercado ilícito supera los cinco millones y medio de euros.
Las pesquisas de la Guardia Civil coincidieron con objetivos de otra investigación de la Policía Nacional, por lo que la operación continuó de forma coordinada con las unidades policiales de GRECO Levante (Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado) y UDYCO Murcia (Unidad de Droga y Crimen Organizado).
Los investigadores establecieron una conexión del yate naufragado con un grupo delictivo de tal potencia logística y financiera que disponía de profesionales de la mecánica naval en Santa Pola para fabricar, almacenar y preparar narcolanchas para usarlas posteriormente en la introducción de hachís en las costas españolas desde las costas africanas.
Lancha en un camión
El siguiente golpe a esta organización se produjo en mayo, cuando agentes del Puesto Principal de la Guardia Civil de Santa Pola detuvieron a cuatro de sus integrantes cuando circulaban en pleno estado de alarma con una embarcación de alta velocidad escondida en el interior del semirremolque de un camión. Estaba lista para ser «echada» al agua y disponía de bidones de combustible para la travesía.
La operación antidroga culminó a finales de junio con la detención de otras 11 personas en las provincias de Alicante y Murcia. Asimismo, se realizaron dos registros en unas naves del polígono industrial de Santa Pola, donde la organización había montado su base logística. En una de esas naves incautaron tres embarcaciones de alta velocidad, una de ellas lista para ser botada, por lo que se consiguió truncar otro alijo de droga inminente.
La narcolancha, ya montada en el semirremolque de un camión, estaba cargada con 119 garrafas de combustible, dos motores fueraborda de gran potencia y víveres suficientes para que la tripulación sobreviviera mar adentro durante varios días.
