El rescate de una niña en la cornisa de la séptima planta de un edificio en la céntrica plaza los Luceros de Alicante llegó a juicio este miércoles y ha quedado visto para sentencia en un juzgado de lo Penal. La madre declaró ayer ante la magistrada que aquella noche dejó a la pequeña durmiendo para irse a hacer una gestión en el gimnasio «de ir y volver» y que «era inimaginable que pudiera la pequeña salir por la ventana».
Los hechos ocurrieron la noche del 1 de marzo de 2017. La pequeña, que contaba entonces con cinco años, se despertó y se encontró sola en la casa y salió por la ventana del piso tras trepar a una banqueta. La niña se quedó sujeta a la barandilla del balcón acristalado de la casa, con el cuerpo hacia el exterior de la calle y apoyada únicamente en un alféizar de aproximadamente 5 centímetros de grosor, hasta que pudo ser rescatada sana y salva por los bomberos.
La Fiscalía mantuvo su petición de 20 meses de prisión por un delito de abandono temporal de menores; mientras que la acusación particular que ejerce el padre biológico de la menor reclama dos años de cárcel, así como la retirada de la patria potestad durante siete años. «Cuando alguien deja solo a un niño de cinco años, nadie puede saber cómo va a reaccionar cuando se despierte y vea que está solo», dijo la fiscal. Por su parte, el abogado defensor, José Javier Sáez, reclamó la libre absolución al sostener que se trató de una situación que nadie podía prever. «Era un ventanal de dos metros de alto y fuera no había terraza. Nadie podía pensar que la niña saldría por ahí», recalcó, al tiempo que dijo que se trató de un hecho «aislado». El letrado alternativamente reclama una condena de nueve meses.
La madre de la niña aseguró que la pequeña se quedó dormida y aprovechó para acercarse a pagar la cuota del gimnasio sobre las 21.40 horas, una gestión que, en principio, iba a ser breve pero que, una vez allí, se entretuvo y tardó más de lo previsto. «Ella nunca se despierta. La puerta estaba cerrada y la ventana, también. Nadie se podía imaginar que saldría por allí», dijo. Según su versión, recibió una llamada mientras estaba en el gimnasio avisándole de lo que estaba pasando y volvió corriendo a casa. La actual pareja sentimental de la madre y, que es el dueño de la vivienda donde ocurrieron los hechos, se acogió a su derecho a no declarar contra su pareja.
El padre biológico de la niña tiene la custodia de la menor a raíz del suceso. Ayer en el juicio señaló que esa tarde entregó a la niña a las ocho y que, aunque no se habla con su exmujer, no hubiera tenido problema en quedarse más tiempo con la pequeña si llegan a planteárselo. El padre intentó a hacer alusión a otras denuncias que tiene presentadas contra la acusada y su pareja por supuestos malos tratos a la niña, pero la magistrada rechazó estas preguntas porque no afectaban a este procedimiento.
Los policías que participaron en el rescate de la pequeña aseguraron que llegaron a temer que ésta acabara cayendo al vacío, por lo que se pidió colaboración a los vecinos que pusieron colchones por el suelo. Mientras los agentes subían a la vivienda para ver si tiraban la puerta, los bomberos pudieron acceder con la escalera. Los policías declararon que comprobaron que en la casa no había nadie más y que la madre llegó una hora después. Según manifestaron, llamaron repetidas veces tanto a la madre como al novio sin que ninguno de los dos les cogiera el teléfono en plena crisis.
