Una cosa es la aritmética, otra las «líneas rojas» y otra los deseos de varios aspirantes a alcalde de sus municipios -unos ya en ejercicio y otros que quieren asumir la vara de mando a partir del 15 de junio- que desde hace unas horas respiran algo más aliviados al conocer que Ciudadanos ya ha marcado su política preferente de pactos. Las directrices señaladas el lunes por el Comité Ejecutivo de Ciudadanos, presidido por Albert Rivera, permiten a varios alcaldables dormir más tranquilos. Estos candidatos, en su gran mayoría del PP y alguno de PSOE, están esperanzados desde que el líder de la formación naranja determinó con quien sí y con quien no se pueden aceptar alianzas.
Con independencia de que alguna agrupación local se pueda plantear salir de la hoja de ruta, y de que cada concejal es dueño de su acta de representante municipal -no sería la primera vez que se crean tránsfugas desde la sesión de constitución de los ayuntamientos-, las «reglas del juego» impuestas por Cs reducen mucho las posibilidades de voltear las mayorías entre bandos surgidas de las urnas. Las dudas se producen en localidades donde ni el PP ni el PSOE han obtenido la mayoría absoluta en las urnas y, por tanto, puedan llegar a la investidura con la incertidumbre por el resultado y, a continuación, comenzar el mandato en minoría y estar expuestos a una moción de censura en cualquier momento. En estos casos, estos candidatos intentarán estos días cerrar un pacto que les dé ansiada estabilidad.
Marco previo
Todo pacto con Ciudadanos pasa por el PP como su socio «preferente», salvo donde no sean posibles acuerdos con los populares y los naranjas podrán iniciar conversaciones «excepcionalmente y de forma subsidiaria» con el PSOE, siempre que los dirigentes socialistas «se desmarquen» de las políticas del Gobierno dirigido por Pedro Sánchez y acepten una serie de propuestas de Cs. Y para cerrar el círculo, los de Albert Rivera excluyen de salida acuerdos «a tres» con Podemos, Vox o «los nacionalistas» (a juicio de Cs, en este apartado está incluido Compromís).
Ante esta coyuntura, los primeros que ya tienen menos temor están entre las filas del PP de Alicante, ya que la alianza entre Ciudadanos y PSOE -tantas veces defendida y todavía no descartada por ambos partidos- no suma suficiente por sí misma y deben dejar la puerta abierta a que entren otras formaciones de izquierda como Podemos o Compromís, las dos rechazadas por la dirección de Cs.
En este mismo caso, entre las poblaciones alicantinas que superan los 15.000 habitantes, están Orihuela, Calp, Teulada, El Campello, Mutxamel, Almoradí y Callosa de Segura, donde la obligación de abrir el abanico a otras formaciones de izquierdas impediría el pacto entre socialistas y ediles de Cs que no quieran al PP como su aliado natural. En Santa Pola, además de la suma estéril de fuerzas de izquierdas, Vox impide un posible pacto anti PP.
En municipios donde el PSOE es la fuerza más votada - y no tiene mayoría absoluta- únicamente en el caso de Sant Joan d'Alacant, los socialistas y Cs pueden obtener la mayoría necesaria para superar a la derecha. Aunque aquí, el juego es doble: Cs no puede pactar con los ultras de Vox, que es imprescindible para que la derecha sume, y el PSOE no tiene bastante con sus aliados de la izquierda, por lo que Cs es totalmente decisivo.
En el resto de poblaciones donde el PSOE ha ganado pero está en minoría (Elche, Alcoy, La Vila, Xixona, Monóvar, Cocentaina) dispone de aliados entre la izquierda que dejan en segunda fila a Ciudadanos y sus circunstancias.
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