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El PSOE y Cs se dejan querer para formar gobierno juntos en Alicante tras el 26-M

La alcaldable naranja en la capital, Mari Carmen Sánchez, rompe la «línea roja» de su partido a nivel nacional

El PSOE y Cs se dejan querer para formar gobierno juntos en Alicante tras el 26-M

Entre promesas de proyectos para cambiar la ciudad, algunos novedosos y otros con sabor añejo, y los guiños sobre posibles pactos postelectorales para formar gobierno tras el paso por las urnas del 26-M. Así avanza la campaña electoral en Alicante, donde cada vez son más las opciones de acuerdos que se ponen sobre la mesa. Todo está en el aire y los partidos se esfuerzan en generar aún más incertidumbre a un escenario imprevisibles. Pocas puertas se cierran, y las que lo hacen no sorprenden, y otras, en cambio, se abren, pese a que recientemente estaban cerradas a cal y canto a nivel nacional.

Tras la «línea roja» que impuso Ciudadanos al PSOE del presidente del Gobierno y candidato a la reelección, Pedro Sánchez, antes de las elecciones generales, un «veto» que se reprodujo en la Comunidad Valenciana, a manos del candidato a la Generalitat, Toni Cantó, que antes de las autonómicas negó un posible acuerdo postelectoral con el PSPV -al que calificó como el «PSC valenciano», ahora en Alicante nada parece quedar de esas puertas cerradas. Aquí todo está abierto en cuanto a posibles acuerdos tras el 26-M.

Así lo confirmó ayer la alcaldable de Ciudadanos en la capital alicantina, Mari Carmen Sánchez, quien se postuló para gobernar junto a los socialistas, liderados por el independiente Francesc Sanguino, con tal de que no se vuelva a reeditar el «caótico y desastroso» tripartito, que gobernó la ciudad durante dos años y medio y que contó con el aval inicial de la formación naranja en la investidura del socialista Gabriel Echávarri, que sumó los votos de los que iban a ser sus socios de gobierno (Guanyar y Compromís), además de los sorpresivos que llegaron a última hora desde Cs. En total, 21 de los 29 miembros de la corporación local.

Sin embargo, casi tres años después, en el pleno de investidura que se convocó en abril de 2018 tras la dimisión de Echávarri, Cs ya cambió de estrategia, dejó de mirar a la izquierda y abrió el camino del gobierno a los populares: sus cinco concejales (ya habían perdido por el camino a uno, al tránsfuga Fernando Sepulcre) votaron a su portavoz municipal, Yaneth Giraldo. Esa decisión, junto al voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte (ex de Guanyar), permitió que el PP regresase al mando del ejecutivo municipal de Alicante. Y así transcurrió el último año, con Barcala como alcalde, en un periodo que desde la oposición consideran que ha sido una «larga campaña electoral» para el popular. Sin embargo, Cs no se arrepiente de haber «regalado» ese año de gobierno al PP, pese a que puedan sufrir sus efectos negativos en las urnas.

A ambos lados

En Ciudadanos, según explicó ayer su alcaldable, no tienen claro qué hacer tras las elecciones municipales, no se aclaran si prefieren gobernar con el PSOE de Sanguino o el PP de Barcala. Ambos, señaló ayer, «han hecho bastante daño a la ciudad». Por ese motivo, consideran que ha llegado el momento [«ahora tenemos proyecto»] de dar un paso adelante, después de cuatro años cómodos en la oposición pese a los cambios de gobierno, y formar parte del próximo ejecutivo local. Preguntada con qué formación se sentiría más cómoda, Sánchez tiró por la calle de enmedio: «No lo sé». Eso sí, especuló que los socialistas prefieren reeditar el tripartito que probar un gobierno con Cs: «Yo creo que Sanguino se siente más cómodo con Compromís, hace cuatro años hacía campaña con EU [ahora integrada en una coalición con Podemos]». Para el PP tampoco tuvo palabras muy amables, y eso que se abre a gobernar con ellos: «Se creen que el Ayuntamiento es suyo y que tienen derecho a hacer y deshacer sin contar con nadie». Barcala (PP), hace ahora un año, ofreció a Cs entrar en su gobierno. La propuesta, sin embargo, fue rechazada.

Sobre ese posible acuerdo de derechas en Alicante, la candidata naranja volvió a seguir la estrategia de Cs de negar que el «pacto a la andaluza» incluya a Vox, pese a que naranjas y populares necesitaron los votos de los ultras para poder gobernar. Sánchez descartó un gobierno con Vox en la capital alicantina: «Podemos y ellos son el mismo perro pero con distinto collar. La intención de Cs es siempre la de pactar con partidos constitucionalistas». De ese abanico, Sánchez excluyó a Vox y a Podemos, y también a Compromís, por ser nacionalistas. Así, solo le quedan dos cartas en la mano: PSOE y PP. Cuestionada por las expectativas electorales, la candidata de Cs en Alicante se mostró esperanzada en repetir un resultado como el de las generales y autonómicas del 28-A, con el «sorpasso» al PP, situándose como segunda fuerza en la ciudad, por detrás del PSOE. Eso sí, admiten que los populares pueden crecer al recuperar parte del voto que se fue a Vox, por el componente de marca nacional de los ultras.

Sobre la mesa

Ante la puerta abierta de Cs para un posible pacto postelectoral, el independiente y alcaldable del PSOE en Alicante, Francesc Sanguino, volvió a repetir la misma estrategia que siguió en el primer debate electoral en la ciudad, en la que no respondió a las preguntas que le formularon desde la izquierda (Podemos-EU y Compromís) sobre sus preferencias tras el 26-M, lo que no gusta nada, más bien preocupa, a dos de los exsocios del tripartito, que sospechan que los socialistas puedan buscar nuevos aliados para los próximos cuatro años. Ayer, a preguntas de este diario, Sanguino se limitó a dejar todas las cartas sobre la mesa, dejándose cortejar por Cs (de repetirse en Alicante los resultados de las autonómicas, PSOE, con 8 concejales, y CS, con 7, con podrían gobernar a dos bandas). Solo puso líneas rojas a los «radicalismos» para impulsar un gobierno «trasversal» basado en la «estabilidad, el diálogo y la moderación». Sobre el futuro, el candidato socialista insistió en que su objetivo es «ganar las elecciones» tras casi tres décadas de victorias del PP. Los populares, por su parte, consideran que la estrategia de Cs, mirando al PSOE, persigue sumar votos del centro, una vez han podido llegar a su límite entre la derecha.

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