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Qué ha supuesto la AP-7 para la provincia de Alicante

Cuarenta años han pasado desde que entró en servicio el último tramo alicantino de la AP-7 Alicante-Valencia en abril de 1979, la autopista que permitió conectar mediante una vía de altas prestaciones a las comarcas de Las Marinas con Alicante, Valencia, Barcelona y la frontera francesa. Constituyó todo un hito para la época dado que fue la primera vía de alta capacidad en la provincia de Alicante, hasta ese momento cimentada sobre carreteras nacionales. Para entender lo que ha supuesto la autopista AP-7 para nuestra provincia es preciso analizarla con cierta perspectiva histórica.

El proyecto de la Autopista del Mediterráneo tuvo su origen en el informe «El desarrollo económico de España» publicado en 1963 por el Banco Mundial. En este informe, los expertos afirmaron en su apartado sobre el transporte por carretera que «la red existente como tal es adecuada y que no es necesario construir grandes ejes viarios, excepto por la propuesta Autopista de la Costa Este», una autopista que conectase las áreas metropolitanas más importantes de la costa mediterránea desde la frontera francesa hasta Murcia, «atravesando las áreas de mayor densidad de tráfico de España (?), cruzando a través de importantes áreas industriales y agrícolas y algunas de las regiones turísticas más importantes del país».

Sus ideas no pudieron ser más acertadas. Durante la segunda mitad de la década de los 60 y la década de los 70 se ejecutó la mayor parte de aquella esencial infraestructura, que a su vez pasó a la historia como el primer gran eje viario de largo recorrido que no pasaba por Madrid, rompiendo la estructura radial que imperaba en la red viaria y que, por cierto, sigue imperando en la red ferroviaria.

La autopista AP-7 ha jugado un papel esencial en el desarrollo turístico de Las Marinas y de toda la costa alicantina, favoreciendo tanto el desarrollo de la icónica Benidorm como de otros núcleos con mayor especialización en el turismo residencial. No puede explicarse el éxito turístico de Las Marinas sin reconocer el papel de la autopista, y también del aeropuerto, lo cual sigue siendo válido hoy día.

Así mismo, la autopista ha desempeñado un papel vital en el desarrollo económico de la provincia como puerta de acceso de nuestras exportaciones a Europa, realizadas principalmente por carretera.

Aunque los usuarios de la autopista ya no soportarán un peaje convencional por circular, cabe recordar que muchos municipios - como Calpe, Altea o Jávea - necesitarán de la construcción de nuevos enlaces con la AP-7 para aprovechar plenamente las ventajas de la autopista en términos de reducción de tiempos de desplazamiento y seguridad vial.

Por último, esta liberalización no debe rebajar la reivindicación de una mejor red de transportes para la provincia de Alicante, como el tren de la costa en el seno del propio corredor de Las Marinas.

(*) Armando Ortuño Padilla es profesor de Planificación Territorial de la Universidad de Alicante.

(*) Jairo Casares Blanco es ingeniero técnico de obras públicas.

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