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El segundero de la Historia

Las estadísticas (y ya un poco menos el Periodismo) son el auténtico segundero de la Historia y la radiografía más fiel de una sociedad. Sepan que el tiempo medio que en España se dedica durante toda la vida a la formación educativa por habitante es de once años, teniendo en cuenta todas las etapas de la enseñanza que posibilita la legislación española, a saber: de la guardería al máster universitario. Por distintas razones, lo que podría ser una fase formativa no inferior a los 22 años, aquí se nos queda en la mitad. La misma media supera los 13 años en los países del Este miembros de la Unión, lo que presupone que lo que antes teníamos como la Europa analfabeta heredera de la antigua Unión Soviética, nos lleva ya dos cursos de ventaja en las aulas. Por consiguiente, las nuevas generaciones ya están mejor preparadas que las nuestras y cuentan sobre el papel con más posibilidades de acceso a un puesto de trabajo.

Y bajando. La inversión en formación continua ha caído un 30,8% en cinco años en España, cuyo mercado laboral necesitará en 2030 más empleados con estudios de FP que universitarios.

Imagino que tras los mostradores de las hamburgueserías de Varsovia también atenderán licenciados en Filosofía y másteres en Ciencias Exactas, aunque me temo que nuestra desventaja en formación acabe pasando factura. Nos parecía muy exótico que en la URSS no conocieran a los Beatles mientras Rimsky-Korsakov tenía un club de fans, pero el capricho estadístico nos está avisando de que habría sido más oportuno menos lerele y más fomentar especialistas en cloud, desarrolladores frontech, analistas de banca o abogados fiscalistas.

No parece que los tiempos vayan a enderezar los datos. La clase política se debate entre el hooliganismo independenstista, la ultraderecha, la falta de arrojo de la izquierda para hacer reformas profundas, los devaneos peligrosos del partido conservador mayoritario o el oportunismo de ese nuevo centro liberal sin base ideológica que representa Rivera. Ellos y no las nuevas generaciones son responsables del atraso. Recuerden: mientras en otros países se enseñaba nuevas tecnologías, aquí nos peleábamos por enseñar Religión o Educación para la Ciudadanía.

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