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Opinión

Pere Rostoll

Un escaparate para el futuro

El Consell del Botànic cerrará la legislatura mirando de reojo a la posibilidad de reeditar el gobierno después de las elecciones autonómicas de 2019. Y lo hace con unos presupuestos que, por vez primera en este mandato, llegan pactados a su tramitación parlamentaria y que son los más altos de la historia del autogobierno valenciano. Las cuentas de la Generalitat para el próximo año, según el documento que el conseller Vicent Soler entregó en las Cortes para que mañana se inicie un periplo de más de dos meses de debate, superan los 22.000 millones, camino nada menos que de los cuatro billones de las antiguas pesetas. Una enorme cantidad de dinero que permitirá a los socialistas de Ximo Puig y a Compromís con Mónica Oltra -los dos socios principales del Consell- «prometer» hasta el infinito y más allá en la antesala de esos comicios autonómicos que se celebrarán en siete meses. Una «ventaja» con la que jugar la partida de ajedrez entre dos bloques que va a marcar esa cita con las urnas. Un escaparate que, en cualquier caso, arrastra dos grandes interrogantes. Primero. ¿Cómo se va a financiar ese gran incremento presupuestario? Es cierto que una parte de esas dotaciones de gasto se sustentan sobre previsiones «ficticias» a la espera de que Madrid cumpla de una vez por todas con la Comunidad, evidencia de que se cierra una legislatura en la que no se ha resuelto el maltratro sistemático que sufren los valencianos en su relación con España. Y segundo. Será muy difícil, casi imposible, ejecutar por completo todas esas promesas en año electoral cuando en abril se disolverán las Cortes y no habrá un nuevo gobierno investido, sea cual sea su color, hasta el verano. Con lo cual, el conseller de Hacienda que tome el mando tras las elecciones tendrá como primera ocupación empezar a diseñar las cuentas de 2020. Pero, en cualquier caso, todos los documentos presupuestarios son el reflejo de una voluntad política. Y, en este caso, también son otro escaparate, al menos en el reparto de la inversión territorializada, del papel que siempre debería tener Alicante en el proyecto de la Comunidad. Ese indicador -capítulos VI y VII del Consell y el sector público- se incrementa casi un 60% hasta llegar a los 293 millones. Una cantidad que, por vez primera en mucho tiempo, se equipara a nuestro peso poblacional: un 37,8% de toda la inversión autonómica se invertirá a la provincia. Un camino a seguir para el futuro. Una línea de la ya no nos tendríamos que bajar nunca más. Veremos.

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