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Planagumà no da con la tecla

La apuesta del entrenador por el 4-3-3 no mejora la producción ofensiva e incide negativamente en la eficacia de la presión

Planagumà no da con la tecla

La segunda vez que lo intentas siempre es más difícil de creer. Tienes menos tiempo y más miradas inquisitivas observándote. La segunda vez te recuerda que hubo una primera que no salió bien. Por eso hay que ser preciso en la propuesta y no darle espacio a la duda, al delirio conspiranoico. No puedes abrirle la puerta al monstruo de la baja autoestima, que se expande con el mismo vértigo que las noticias falsas. Lluís Planagumà está revisando su ideario futbolístico, su forma de entender el juego pero, de momento, con un resultado difuso. El gol se resiste de igual forma, y eso es preocupante. El camino hacia el área continúa embarrado, y no por culpa de la lluvia.

Dictadura del sistema

Sacrificar el talento de Carlos Martínez no es una buena idea

Al fútbol se puede jugar de muchas formas siempre que lo hagas bien. Y eso pasa por favorecer el entorno en el que se optimice todo el talento a tu disposición. Constreñirlo a un sistema fijo no puede provocar el efecto contrario, sería un error grave. El Hércules no marca goles por uno o dos nombres propios, le cuesta porque la distancia y la ocupación de espacios de los de arriba es mejorable. La apuesta por el 4-3-3 es legítima, sacrificar a Carlos Martínez, no tanto. Tu máximo realizador tiene carencias y virtudes, pero las segundas superan con creces a las primeras y, además, son exclusivamente suyas, nadie más en la plantilla las tiene. El juego por bandas que preconiza Planagumà con toda la lógica del mundo tiene sentido si hay presencia en el área de posibles rematadores, de jugadores de segunda línea que lleguen arriba.

El trivote

Con Yeray, Benito y Alvarado no tiene vocación de remate

Dando por hecho que Yeray mejora sensiblemente a Fran Miranda en muchos aspectos del juego ofensivo, hay que conseguir que eso se note. Con Íñiguez y el pivote tinerfeño la salida del balón ha ganado enteros. Sin embargo, eso no ha resuelto el problema del centro del campo hacia arriba. El año pasado el balón volaba directo del central al delantero con funestas consecuencias. Benja perdía potencial, Carlos desaparecía y la defensa rival se relamía. La solución del entrenador ha pasado por reunir más centrocampistas alrededor del balón, una acción plausible si quienes tuvieran la obligación de hacerlo circular estuvieran acostumbrados a ello. Utilizar a Benito de enganche (lo ha probado tres veces con el mismo efecto inocuo) aisla del juego al mediocentro que, además, ni tiene fuerza para ayudar en la presión alta ni capacidad para pisar el área con peligro.

Alvarado aporta mucha presencia y va sobrado de intensidad, pero tampoco tiene entre sus prioridades esenciales la llegada al área. Así que, si Yeray tiene que defender, equilibrar al equipo, desplazar el balón y filtrar los pases, es probable que sus dos compañeros únicamente contribuyan al colapso. El Hércules de Planagumá tiene que atacar mejor, y lo hará; pero lo que no puede permitirse es defender peor, eso sí que no se entendería.

El juego por fuera

Hay alternativas suficientes ente la plantilla y la cantera

El 4-3-3 que sublimó el Barça de Guardiola es un sistema que solo funciona si los de arriba son unos genios o no existe umbral de fatiga en la plantilla. En cuanto falla una de las dos cosas, todo se pone muy cuesta arriba, y si son las dos... El 4-4-2 te protege más, te da más respiro, hace más sencillo juntar las líneas y puede ser igual de efectivo si se ejecuta con sincronía. El Hércules 2019-2020 tiene alternativas suficientes para evolucionar con éxito.

Jesús Alfaro dejó claro en el «play-off» que puede hacer daño por la banda izquierda. Moha domina los automatismos de la banda derecha y saca centros con relativa eficiencia. Y arriba, con Benja, Carlos, Jona y Alejandro Alfaro dispones de todas las combinaciones posibles para adaptarlas a la necesidad de cada momento. El club no se cierra -si Borja y el Elche siguen empeñados en no entenderse- a incorporar un perfil diestro para competir con Traoré.

Hacer goles es complicado, de hecho es lo más difícil, por eso hay que acotar el margen de error. Planagumà demostró con creces que sabía contener a sus rivales (eso no se puede perder bajo ningún concepto) lo que está por ver es si presiona la tecla idónea para evolucionar el ataque del Hércules, un trabajo que tiene que ver más con la capacidad del preparador que con la urgencia de fichar. Si de algo puede volver a presumir el Hércules es de talento individual.

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