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Novelda exige el cierre del vertedero industrial para frenar la contaminación

Ayuntamiento, vecinos y naturalistas alegan para que el Consell no prorrogue cinco años más una planta que recibe plásticos volátiles y ha sufrido dos incendios

El incendio del vertedero de Lurima de septiembre de 2016 ha sido uno de los más graves.

El Ayuntamiento de Novelda ha solicitado a la Conselleria de Medio Ambiente el cierre del vertedero de residuos industriales de Lurima por las múltiples deficiencias que han detectado los técnicos municipales. La planta lleva funcionando más de 20 años y los malos olores que genera, la contaminación por plásticos volátiles que produce en el paraje protegido del Barranco de Salinetes y los dos incendios de los últimos años suponen un «grave problema» para el cercano barrio de La Estación de Novelda, y también para los vecinos de las partidas limítrofes de Elda, Monóvar y Petrer.

La petición del equipo de gobierno socialista de Novelda se suma a la de otros partidos políticos de la oposición, la asociación vecinal La Amistad y el Club Novelder de Muntanyisme. Todos ellos han presentado alegaciones ante la solicitud que la empresa que gestiona el vetedero ha elevado a la Conselleria de Medio Ambiente para poder prorrogar la actividad otros cinco años más. Es el denominado proceso de revisión de la autorización ambiental.

No es la primera vez que se pide la clausura de estas instalaciones. En 2017 el Ayuntamiento noveldense ya lo planteó a Medio Ambiente por unanimidad en sesión plenaria. Pero la solicitud fue denegada, comprometiéndose la Conselleria a restringir los códigos LER de entrada de residuos para evitar el vertido de plásticos volátiles y de aquellos otros que puedan pudrirse. Sin embargo, los vecinos de La Estación consideran que el control que la Conselleria ejerce sobre la planta es «insuficiente y no cuenta con los medios para poder realizarlo con plenas garantías».

La concejala de Licencias Urbanísticas, Geno Micó, espera que desde la Generalitat se atiendan las alegaciones basadas en los informes de los técnicos municipales de Medio Ambiente y Urbanismo. Pero, en caso contrario, insta a implantar una serie de restricciones en defensa del entorno natural y de la calidad de vida de los vecinos. Apunta, en tal sentido, la necesidad de limitar el tipo de basuras, adoptar medidas que eviten los incendios, imponer a la empresa el uso de balas retractiladas que impidan el vuelo de plásticos y reduzcan los olores, así como restaurar el paisaje con el sellado de los vasos mediante el empleo de tierra orgánica y la posterior replantación de plantas autóctonas. Otro de los problemas aducidos tiene que ver con la posible invasión, por parte del vertedero de Lurima, de la rambla colindante del Barranco de Salinetes donde se encuentran los «clots de la sal». Un aspecto que, en caso de confirmarse, llevará al Ayuntamiento a incoar un expediente para exigir que se revierta la situación de manera inmediata.

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