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Acadia Capital apunta a la hostelería tras tomar el control del Grupo Amaro

El fondo cambia el consejo de administración y sitúa a uno de sus socios, Luis Miguel Romero, al frente de la compañía alicantina

Uno de los buques congeladores que son propiedad del Grupo Amaro.

El fondo Acadia Capital ya tiene el control efectivo de la compañía alicantina Grupo Amaro González, tras la operación de compra que se anunció el pasado verano. El Boletín Oficial del Registro Mercantil publicó ayer los cambios en la composición del consejo de administración de cuatro de las cinco sociedades que forman el conglomerado de distribución alimentaria, que suponen la sustitución de los herederos del fundador por los representantes del fondo, que sitúa a unos de sus socios, Luis Miguel Romero, como presidente y consejero delegado. Del anterior consejo solo permanece Ramón García Jover, en el cargo de secretario.

En concreto, los cambios se han formalizado ya en Pescados Amaro González, la principal compañía del grupo, con una facturación superior a los 17 millones de euros; Distribución Amaro González, que ingresó 7,37 millones el año pasado; Frigoríficos Amaro González, que cerró 2018 con una cifra de negocio de 2,29 millones; y Elaborados Amaro González, con 1,24 millones de ingresos. Quedaría por publicar el relevo en la división cárnica, que tampoco ha presentado todavía sus cuentas del año pasado, pero que en 2017 facturó 7 millones.

Una vez que tiene las riendas, la intención del fondo es focalizar la actividad del grupo en aquellas áreas más rentables y, en concreto, en la distribución directa al sector de la hostelería. Según explican las fuentes consultadas, aproximadamente el 80% de los productos que pasan por las instalaciones de la firma alicantina ya tienen como destino final hoteles, restaurantes y cafeterías, pero menos de la mitad de ese porcentaje corresponde a ventas directas de alguna de sus firmas. El resto se coloca a través de otros distribuidores, que son los que luego los llevan a los correspondientes establecimientos.

Como es lógico, estos intermediarios reducen el margen que va a parar a la caja de la compañía, por lo que el objetivo es reducir su intervención. En otras palabras, lo que pretende Acadia es reorientar el grupo cada vez más hacia el negocio de la distribución directa y recortar la línea mayorista. De hecho, otro de los aspectos que plantean los nuevos dueños de Amaro es ampliar paulatinamente la gama de productos que ofrecen para convertirse en un proveedor global del denominado canal Horeca en todo el ámbito del arco mediterráneo.

Lo que todavía no parecen tener claro los nuevos propietarios de la compañía es el destino de los cuatro buques congeladores de la firma, que faenan principalmente en el Atlántico, que no parecen estar entre sus líneas de negocio prioritarias.

En cuanto a los anteriores responsables del grupo, por el momento todos siguen en diferentes cargos en la empresa, aunque está por ver si continuarán después del periodo de transición que se ha acordado. Este diario trató ayer de recabar la versión directa de los responsables de Acadia Capital sin éxito.

Una firma casi centenaria y muy arraigada

Los orígenes del Grupo Amaro se remontan a mediados de los años 20 el siglo pasado, cuando el fundador, Amaro González González, abrió un almacén de piensos y cereales próximo al mercado central de Alicante. Fue su hijo el que empezó a expandir el negocio al crear una división de transporte y, posteriormente, al tomar la decisión de crear un almacén frigorífico para congelar pescado y distribuirlo. La empresa empezó a gestionar una flota de buques en Canarias y luego abrió otra delegación en Vigo. Hoy en día compra pescado en todo el mundo. Amaro González también es recordado por ser presidente del Alicante Club de Fútbol en su mejor época.

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