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Un Gil-Albert descabezado desde julio y a paso lento

El organismo de la Diputación cesó su actividad hace tres meses y sigue sin dirección y sin junta rectora - La diputada de Cultura defiende un concurso de méritos que no se convocaría al menos hasta noviembre

El presidente de la Diputación, Carlos Mazón, y la diputada de Cultura, Julia Parra, con el personal del Instituto Gil-Albert en agosto.

Una exposición del artista Cayetano Navarro es la única actividad programada hasta diciembre en el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, un organismo autónomo de la Diputación de Alicante que cada año ofrece al público una media de 180 citas en el calendario y que en los últimos años ha manejado un presupuesto anual de 1,2 millones de euros.

El anterior equipo, que desde 2015 dirigió José Ferrándiz Lozano, cesó su actividad a mediados del pasado mes de julio cuando se produjo el relevo en la Diputación Provincial y Carlos Mazón tomó posesión de su cargo como presidente. Tres meses después, el Gil-Albert, uno de los motores culturales de la provincia, continúa sin un responsable al frente, sin programación y sin haber nombrado a su junta rectora, algo que no sucedió en etapas anteriores, que por estas fechas y con el mismo periodo de tiempo transcurrido tras las elecciones se encontraba ya trabajando.

La situación, sin embargo, podría ralentizarse más aún, ya que la diputada de Cultura, Julia Parra, ha comunicado su voluntad de esperar a que se constituya la junta rectora del organismo y plantear entonces a sus miembros realizar un concurso de méritos para elegir al próximo director o directora del instituto.

Este concurso, según estimaciones del área de Cultura -cuyas competencias descansan en Ciudadanos, socio de gobierno del PP- no se convocaría al menos hasta el mes de noviembre, lo que hace prever que hasta el primer trimestre del próximo año 2020 el instituto no empezaría a mover su maquinaria.

Nunca en los últimos ejercicios se ha tardado tanto en resolver el nombramiento al frente de la dirección cultural del Gil-Albert. Un cargo que los propios estatutos del instituto definen como «honorífico» y «designado por la Presidencia [en este caso, el presidente de la Diputación, Carlos Mazón] entre personas de prestigio, sin mantener relación laboral con el instituto». Es decir, que los anteriores nombramientos se han realizado mediante designación directa. Por el contrario, el cargo de gerente, que ocupa de forma indefinida Ana Ortolá desde 2016, sí se elige mediante convocatoria pública, que en este caso se resolvió en segunda ronda tras quedar desierta la primera.

La posibilidad de convocar ahora un concurso de méritos para la dirección cultural responde, según la diputada de Cultura, al deseo de que la elección se realice «con el mayor consenso y respaldo posible», pero este procedimiento solo lo planteará una vez se constituya la junta rectora, que es la encargada de dar el visto bueno a las actividades que propone el equipo director.

Recurso de Compromís

El problema con la junta rectora es que está pendiente de que se apruebe la nueva composición de sus miembros desde el pasado verano. En el pleno de la Diputación del 2 de agosto los diputados de PP, PSOE y Ciudadanos se repartieron la representación en este organismo y Compromís, que no figuraba en él, recurrió dicho acuerdo ya que los estatutos establecen claramente que «todos los grupos políticos estarán representados» en este órgano de decisión del instituto.

Finalmente la Diputación rectificó a finales de septiembre y aceptó el recurso para que Compromís tuviera representación, pero la nueva junta debe aprobarse en pleno aún «o bien a finales de octubre o a principios de noviembre», apuntan desde Cultura.

El portavoz de Compromís, Gerard Fullana, aclara que la presentación de este recurso «no es excusa para justificar el retraso, ya que se presentó a raíz del pleno del 2 de agosto donde se repartían el pastel y en dos semanas lo podían haber resuelto. No sé por qué esperaron hasta finales de septiembre para rectificar y no sabemos cuándo lo llevarán a pleno».

Sede de la Muestra de Teatro

En definitiva, el curso ya ha comenzado y el Gil-Albert carece de programación para este año. Todos los pasos se han ido retrasando, desde la elección del director, cuyo concurso de méritos podría haberse decidido antes, hasta la composición de la junta rectora, que se formó incorrectamente en agosto y sigue aún pendiente.

En la anterior legislatura, el equipo de Ferrándiz Lozano ya estaba presentado libros a las dos semanas de su constitución y con actos en noviembre, mes en el que se celebra la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, que hasta ahora tenía como sede el Instituto Gil-Albert.

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