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Un rodaje de madurez

Chelo Oñate protagoniza, a sus 86 años, la nueva película del director alicantino Ángel Puado, en el que revive un último amor en Alicante con Mirando al mar

Cartel del filme.

«Hay que olvidarse de los años y pensar en las personas. Porque nada tiene que ver las personas con los años. Y mucho menos hoy en día. Antes, a los 60, eras un viejo, y ahora casi que empiezas a vivir. O, al menos, eso es lo que conviene pensar».

Las palabras de Chelo Oñate resuenan como una lección de vida, mitad verdad, mitad ironía, a partir de su incursión en la nueva película del director alicantino Ángel Puado, Mirando al mar Filme en el que Oñate, a sus 86 años, revive un último amor en Alicante junto al también actor Paco Escribano.

«La mejor noticia de esta película es que se olvida de los años y piensa en las personas. Ayuda a descubrir qué ocurre en ciertos pasajes de nuestra vida, comprender que, en fin, hay momentos en que los años del DNI nada tienen que ver con esas personas», apunta Escribano, actor de 70 años afincado en Alicante, que tras su jubilación en el servicio de correos continúa dedicado a la cultura.

«Por desgracia, el público se interesa hoy por un cine más superficial, más cercano a ciertos intereses y edades, con el entretenimiento de los superhéroes, las aventuras y el terror. Por eso, cuesta más dar con un cine sentido y personal, como este en el que los protagonistas son dos ancianos, y eso los productores no lo consideran comercial. Y eso que es un cine poco visto, escasamente abordado por su temática», agrega Paco Escribano, con una filmografía que consta de series como Amar es para siempre y películas como Astérix y Obélix en Los juegos Olímpicos.

¿Resulta difícil, entonces, dar con trabajos de interpretación en la madurez? ¿Lo sufren hombres y mujeres por igual? «Mira. Yo he tenido más trabajo que nadie porque he tenido seis hijos. Así que imagínate», responde con socarronería Chelo Oñate, aclarando que, después de dedicarse a distintas labores sociales, ahora anda sumida con una gran involucración en la Universidad Permanente de la UA y el Observatorio Mayores y Medios.

Mirando al mar es la historia de un amor de senectud. Es, según su guionista y director, Ángel Puado, la historia de un madrileño que decide retirarse en Alicante enamorado por su mar y luz, hasta que un buen día, paseando su melancolía por la playa, «conoce a una señora con la que renacen las ganas de vivir» una última pasión.

«Es una película tierna, muy diferente a las comedias que hasta ahora había trabajado, en la que se juega más con los silencios que con los diálogos. Es un drama que, pese a todo, no rechaza la comedia, con un amor que pretende dar sentido y hacer sentir. Un amor con el que nos podamos sentir identificados», detalla Puado, ganador de numerosos certámenes cinematográficos con sus anteriores trabajos como El perro naranja o 9 bares.

Mirando al mar, rodado en El Campello y alrededores, se estrena próximamente y cuenta con un equipo alicantino formado por Elena Candela, Fele Pastor, Tomàs Mestre, Ángeles Ceballos, Carlos Coloma, Manu Galipienso (fotografía), Noelia Espinosa (maquillaje), Inma Serrano (música), María Díaz Soler, Sofía Pena y Paco Revilla, residente en Alicante, que resulta ser el padre de Rodrigo Sorogoyen, reciente triunfador de los Premios Goya (siete galardones, entre ellos el de mejor director) con El Reino, y aspirante a los Óscar de Hollywood por el cortometraje Madre.

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