La crisis socioeconómica derivada de la pandemia de coronavirus ha puesto también a prueba la estructura de Cáritas en la Diócesis Orihuela-Alicante, que ha atendido en apenas dos meses y medio a casi las mismas familias que en todo 2019. En concreto, la entidad dependiente de Iglesia ha ayudado a 9.060 familias, un 70% de ellas con hijos menores. En total, a unas 32.300 personas. Eso supone que Cáritas ha cuadruplicado sus atenciones desde que estalló la crisis por el covid-19, a mediados de marzo.
Según la entidad, que ayer presentó el balance del año 2019 y los datos relativos a las atenciones por el coronavirus, las familias que han acudido a sus instalaciones solicitaban principalmente productos de primera necesidad (para cubrir la alimentación y la higiene) y ayuda para hacer frente a gastos relacionados con la vivienda, como suministros o el pago de alquileres. En estos dos primeros meses y medio de crisis, Cáritas ha realizado un gasto directo de 513.000 euros. Una cifra a la que hay que añadir, según la entidad, 400 toneladas de alimentos que a través de las parroquias se han entregado a las familias.
Perfil inaudito
Las personas que han acudido a Cáritas para pedir ayuda desde mediados de marzo y hasta la fecha responden a un patrón poco habitual. «Muchas no habían solicitado ayuda hasta ahora», añaden. Muchos de los nuevos demandantes son afectados por el retraso en el pago de los ERTE o personas que vivían de su trabajo en mercadillos o de la recogida de chatarra o cartón, «siendo familias que vivían al día pero que no tenían necesidad de pedir ayuda a Cáritas». También han socorrido a familias cuyos ingresos procedían de la economía sumergida o de trabajo precarios.
Sin embargo, la entidad eclesiástica también quiso ayer destacar otro perfil de solicitantes de ayuda: «Una cifra significativa han sido inmigrantes sin regularizar, en gran número solicitantes de protección internacional, sobre todo colombianos y venezolanos».
Por otro lado, Cáritas puso ayer en valor el reciente aprobado Ingreso Mínimo Vital, que consideran «un paso decisivo en la lucha contra la pobreza severa», que «dignifica a España como país» al «suponer un paso muy relevante en la garantía de los derechos».
Críticas por la «falta de coordinación» con el Ayuntamiento de Alicante
El director de Cáritas en la Diócesis Orihuela-Alicante, Víctor Mellano, admitió ayer que durante los primeros meses de la crisis socioeconómica derivada de la pandemia de coronavirus echaron en falta «coordinación» con el Ayuntamiento de Alicante. De hecho, en la Zona Norte, la actuación de Cáritas ha sido fundamental para dar cobertura a un millar de familias de los barrios más vulnerables de la ciudad de Alicante. «Se ha echado en falta coordinación con el Ayuntamiento», señaló el dirigente de Cáritas, quien puso en valor la voluntad de consenso con el reciente impulso de la Comisión de Reconstrucción, donde la entidad dependiente de la Iglesia está representada en la subcomisión de emergencia social. Eso sí, pidió pasar de las reuniones a la acción inmediata.
