Un potente frente de tormentas barrió ayer de Oeste a Este la provincia de Alicante dejando hasta cuarenta litros por metro cuadrado, en algunos puntos en forma de granizo. La abrupta bajada de temperaturas se dejó notar con mínimas que se quedaron en once grados en la comarca del l'Alcoià, o menos de quince en Elche, y durante la mayor parte de la jornada no se superaron los 20 de Norte a Sur de la provincia. Un desplome de casi ocho grados con respecto a la jornada anterior en el que se habían alcanzado los 30 grados.
Las lluvias, que en la Vega Baja comenzaron a primera hora del día débilmente y se intensificaron a primera hora de la tarde, anegaron -de nuevo-, el barrio del Rabaloche, San Antón y El Palmeral de Orihuela. El agua arrastró rocas y tierra de las laderas de la Sierra y provocó problemas de tráfico en numerosos puntos de la ciudad, y dejó también una especular imagen de los torrentes descargando en cascadas desde la sierra hacia la ciudad.
Algunos vehículos quedaron atrapados mientras que los vecinos ya se afanaban a última hora en retirar los residuos de las calles. Esta lluvia de final de primavera provocó también en Torrevieja que la Policía Local realizara varios cortes de tráfico en zonas como las urbanizaciones de Doña Inés y Las Torretas.
Tromba de agua en Alcoy en apenas unos minutos
La tromba de agua, con un espectacular aparato eléctrico y granizo de pequeño calibre, también afectó a Alcoy, Elda, Elche, Calp, Benidorm o Xàbia y en menor medida a la ciudad de Alicante -las precipitaciones se quedaron por debajo de los 15 litros, aunque dejaron vistosas imágenes de cortinas de agua sobre el litoral-.
El Consorcio de Bomberos realizó 15 intervenciones ligadas a este episodio de lluvias desde mediodía y hasta bien entrada la tarde. Seis servicios se produjeron en Elche, dos en Elda, dos en Crevillent, otros dos en Novelda y uno en Relleu, Monforte, Xàbia y Aspe.
Las salidas se produjeron por incidentes debido al estado de la calzada, por accidentes de vehículos -tres intervenciones-, además de dos salvamentos, según las mismas fuentes. El Consorcio destacó la situación que se produjo en el casco urbano de Orihuela debido a la intensidad de la tormenta en un corto espacio de tiempo, lo que colapsó durante algunos momentos las comunicaciones.
Samuel Biener, investigador y divulgador en el Laboratorio de Climatología de la UA explicó ayer a INFORMACIÓN algunas de las claves de la jornada tormentosa de ayer: «Es importante aclarar que no es una situación de gota fría o DANA. Todo el mundo relaciona ya tormenta fuerte o lluvia intensa con la gota fría», matizó el geógrafo. «Pero estas tormentas han sido provocadas por la presencia de una lengua de aire frío en altura, una vaguada. Cuando coincide con días previos en los que se ha acumulado calor en superficie y entra viento del Mediterráneo se produce una situación propicia para que las tormentas crezcan con mucha fuerza», subrayó.
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Corriente en chorro
«Sobra mucho calor en superficie y frío en altura. Es una situación típica de finales de primavera y principios de verano». Las tormentas avanzan desde el interior al litoral, son muy intensas pero «afortunadamente pasan muy rápidamente». En otoño, señala Beiner, pasa justo lo contrario: «Las tormentas avanzan de mar a tierra».
¿Se puede explicar este nuevo episodio de lluvias en un contexto más amplio, en el que se han sucedido borrascas y precipitaciones desde hace meses? El geógrafo es prudente, pero sí esboza una tendencia. «Lo que parece que está claro es que desde abril de 2019 hemos entrado en una tendencia muy húmeda. Con una sucesión de descuelgues de aire frío, ya sean gotas frías o vaguadas como las de ayer».
En ese sentido los meteorólogos citan una mayor ondulación de la corriente en chorro - una corriente de aire que fluye a gran altura y provoca cambios en el viento y en la presión a ese nivel-, y esto permite que se esté dando un mayor número de esos descuelgues.
«Sufrimos más irrupciones de aire cálido, más severas, pero a la vez todo lo contrario, gotas frías más severas y potentes. Hay estudios publicados en los últimos meses apuntando a que el número de gotas frías está aumentando de forma considerable». Sin embargo, matiza el investigador, «es muy pronto para decir si es una consecuencia que se va a quedar de forma permanente en esta zona del Mediterráneo por el cambio climático o si es un pico puntual».
