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Pedro Miralles: «Pérdidas en el calzado va a haber. Solo podemos tratar de minimizarlas»

El calzado ha pasado por mil y una crisis y siempre ha logrado reinventarse. Sin embargo, la generada por el Covid-19 no tiene precedentes y tampoco un sector como el zapatero escapa de la incertidumbre que ha traído consigo la pandemia

Pedro Miralles, en la sede de su empresa en Elche, antes de la entrevista. antonio amorós

P ¿Qué consecuencias está teniendo la crisis del Covid-19 en un sector como el del calzado?

R Unas consecuencias terribles. La gente está hablando del turismo, por ejemplo. El turismo tiene un componente muy alto de mano de obra, nosotros también; tiene un componente de alquileres y gastos, nosotros también. Además, tenemos el agravante de que trabajamos con productos perecederos y nos ha cogido en el momento más difícil: en marzo, cuando no habíamos terminado de servir lo que habíamos vendido de verano, y con la temporada de invierno con las ventas al 30%. Y nos cogerá la del verano que viene, porque se nos van a quedar muchos excedentes en los almacenes que habrá que vender el próximo año. Eso contando con que la gente no se ponga nerviosa, les prenda fuego y perdamos más. Si tienes una serie de pares y los vendes al 50%, pierdes dinero, pero, si los guardas para la temporada que viene, minimizas un poco las pérdidas, aunque pérdidas va a haber. El drama de la industria de la confección y del calzado es que tenemos unas existencias muy importantes y se pasan de moda.

P ¿Y eso en qué se traduce en una empresa como Pedro Miralles?

R Mi empresa y algunas de las empresas que somos colegas o complementarias hacemos un producto de calidad que tiene un ciclo de vida más largo. Un zapato mío de la temporada pasada te lo pones y no vas mal. Otros zapatos ultrafashion el año que viene ya no valen. Hemos intentado imprimirle ese carácter: pueden pasar tres temporadas y no estar pasado de moda. Intentamos fabricar fondos de armario, y es la ventaja que tenemos sobre otras empresas. ¿En qué nos beneficia eso? En que, cuando tienes sobrantes de campaña, tenemos mucha demanda en los outlets.

P ¿Qué papel van a jugar los outlets en este contexto?

R La gente tiene como un valor a las marcas que venden ese fondo de armario, y lo que está claro es que los outlets funcionan muy bien. Permiten a un bolsillo que no puede llegar a consumir nuestro producto en plena temporada hacerlo por la vía de los outlets, y, en estos momentos en el que los sueldos se recortan, hay que ser realistas. También tengo a hijos trabajando, y sé de qué va. La gente va a perder poder adquisitivo y el precio va a ser una barrera. Por otro lado, está la disminución de los eventos. Tenemos asumido que en el próximo año y medio vamos a bajar como poco un 50% las ventas.

P ¿Qué incidencia va a tener la limitación de actos sociales?

R Claro, ahora se han acabado todos los eventos. No hay bodas, no hay comuniones, no hay cenas, no hay nada. Eso merma el consumo del calzado de vestir. Ya estaba afectándole, lo que pasa es que se va a acentuar la tendencia. De todos modos, nosotros, que estábamos un poco encasillados en ese producto más de vestir y de tacón alto, lo supimos ver un poco antes, y hemos cambiado. Las tendencias de mercado que empiezan en Europa y vienen para aquí ya nos pedían bajar los tacones. Hemos pasado de vender el 60% de zapato de tacón alto a vender para vestir calzado como máximo de cuatro centímetros o zapato plano con un toque de glamour. Es una tendencia de consumo. Nuestro producto estrella en Alemania es el loafer, un mocasín plano con mucha fantasía.

P Al hilo de lo que decía del turismo, ¿se sienten abandonados?

R Sí, o por lo menos no nos hemos visto representados lo suficiente. Se ha hablado de muchos sectores, pero del nuestro como de pasada, cuando es un drama, no sólo para nosotros, sino para nuestros clientes. Estamos hablando de clientes míos que tienen 100.000 ó 150.000 pares en sus almacenes y que no saben qué van a hacer.

P Stock para los comercios, stock para las fábricas, ¿e impagados?

R Sí, stock y, a medio plazo, impagados. No obstante, de ésta vamos a salir más unidos, porque tampoco nos queda otra. Por ejemplo, ya hemos estado hablando con varias empresas como Hispanitas, que son «competencia», pero nos consideramos complementarias, y ahora más que nunca vamos a estar en comunicación permanente y vamos a estar unidos.

P ¿En qué va a consistir esa alianza de la que habla?

R Se trata de unirnos un grupo de más15 empresas complementarias por el tipo de clientela, para intentar que no se hagan unas rebajas muy agresivas hasta agosto, pese a que tenemos el hándicap de las grandes cadenas, que son las que han destrozado a nuestros clientes, y que ya están ofreciendo descuentos del 30% en la web. Tenemos que intentar separarnos de la estrategia de esas cadenas, y a nuestros clientes, que son todos multimarcas, intentar ayudarlos uniéndonos, y recomendarles que no hagan esos descuentos feroces hasta agosto, para ver de qué manera podemos minimizar las pérdidas de la temporada. Lo que ellos consigan irá en beneficio nuestro. Este grupo de empresarios ya hemos ampliado el plazo de pago. Tenemos que intentar minimizar las pérdidas todos, porque las pérdidas de nuestros clientes son pérdidas nuestras. Vivimos de los clientes, de la banca que nos financia, de los trabajadores y de los proveedores. Ante esta situación, cualquier empresario que quiera continuar tiene que cuidar mucho esa cadena.

P Si se retrasan las rebajas, ¿no se resentirá más el consumo?

R Como consumidor, puedes ir a una gran cadena, pero sabes qué vas a comprar: un producto al 90% fabricado en China y el 60% en sintético.

P En cualquier caso, el cierre de comercios tradicionales es una tendencia que se viene apreciando desde hace tiempo. ¿La crisis del coronavirus

R Sí, claro, es una crisis estructural que se puede agravar. Internet está mermando mucho las ventas de los espacios multimarca, unido a la competencia de grandes cadenas que también venden zapatos. ¿Qué nos gustaría que esta crisis dejara de positivo? Que la gente se dé cuenta de que no hace falta consumir por consumir. Las grandes distribuidoras están acostumbrando a la juventud a comprar por comprar, porque es barato, y ojalá esto sirva para que la gente, en lugar de ser una fashion victim y compre por comprar moda barata, se dé cuenta de que es más importante crear su propio estilo, y consumir productos de más calidad y duraderos en el tiempo. Que el consumidor esté orgulloso de tener un zapato cinco años, que lo tenga como un valor, porque está hecho en España, con una calidad, con una comodidad y que tenga su estilo.

P ¿Está preparada la industria del calzado para los canales online?

R A nivel de empresas, llevamos cerca de diez años con eso. Tenemos el canal para nuestros clientes, el B2B, con un stock de seguridad para que repongan conforme van vendiendo, y tenemos el canal para consumidores, el B2C. Éste cada día va creciendo más, pero no se llega a las ratios de otros sectores. El zapato de gama media y media-alta está penalizado frente a las páginas web de calzado barato, porque una foto no hace justicia, no ves la calidad. Luego, si abres una revista de moda, ponen un zapato de 400 euros y otro de 49, pero faltan los de enmedio. Ése es el hándicap que tenemos. Hoy en día online se vende lo muy barato y lo muy caro, porque la gente no tiene acceso en las tiendas de su ciudad. De todos modos, nuestro grupo está entre el 5% y el 10% de las ventas en el canal online a particulares.

P Y, contra eso, ¿qué pueden hacer las empresas de su segmento?

R Una alternativa de futuro hacia nuestros clientes es que ellos también abran sus propias páginas. Ya hay algunos que lo están haciendo y está funcionando. Tenemos clientes que venden más online que offline. Hay una oportunidad de crear marketplaces, y que puedan disponer de nuestro stock para vender en sus páginas, sin tenerlo ellos.

P El calzado ha pasado por multitud de crisis, la última tras la deslocalización al Sudeste Asiático. ¿Qué puede pasar ahora?

R Ha sido progresivo. Las grandes compañías comenzaron fabricando aquí. Elche era como China, nos venían a comprar. Después tuvimos que salir a vender. Luego, hubo un movimiento de grandes compañías que venían a comprar aquí todavía, de nivel alto. ¿Qué va a ocurrir? No va a ocurrir nada. Hay gente que dice que fabrica aquí, pero sólo produce el 10% y el resto en China. Esos no van a volver. En Elche se ha perdido la capacidad productiva. Si quisieran volver a fabricar lo que se fabricaba, no encontrarían a trabajadores cualificados, los hemos ido absorbiendo nosotros. No hay ninguna chica joven que aspire a ser aparadora. Por desgracia, las voy a forzar a que se jubilen, pero tenemos a gente de 69 años trabajando todavía. Llegó la edad de jubilación, les pregunté si querían seguir, y han estado hasta ahora.

P ¿Descarta, pues, la relocalización de empresas?

R Sí, porque se ha perdido ese tejido productivo, como también ha ocurrido en Italia. Los fabricantes que hacían un calzado como el nuestro están produciendo para las grandes firmas. Ha sido su salida, y en Elche y en Elda hay casos.

P ¿Y Pedro Miralles se lo plantea?

R No. Es una salida, pero es muy difícil compaginar tu colección trabajando para otras firmas, porque son muy exigentes y perjudicas a tu marca. Tuvimos un pedido hace diez años, y, al final, se canceló, porque te imponen, te quitan tu ADN. Trabajar a maquila no me gusta. Al final, para ellos eres mano de obra.

P La OMC estima que el comercio mundial puede caer un 32%, y los envíos de calzado al exterior ya venían dando síntomas de atonía, pese a que las exportaciones siempre han sido una tabla de salvación. ¿Es optimista o pesimista?

R En mi subsector, que vendemos a pequeños comercios multimarca, las perspectivas son de decrecimiento. Tengo clientes en Alemania, y las perspectivas son negativas con el coronavirus, por las limitaciones de movilidad y de espacio dentro de la tienda, que son con razón. En Alemania abrieron la semana pasada las tiendas y no hay gente. Todo el mundo está descontando que tiene que renegociar el alquiler... Esto va a repercutir en todos. Tenemos 18 meses difíciles, pero unidos saldremos fortalecidos. Se van a quedar por el camino colegas y clientes, pero unidos saldremos adelante.

P ¿De qué va a depender no quedarse por el camino?

R De la financiación. Necesitamos ayuda sí o sí, porque, si tienes que pagar a tus proveedores y a tus trabajadores y no vendes, o te dan un colchón o es imposible. Los créditos del ICO la verdad es que han sido un colchón, pero insuficiente. Me consta que hay un montón de operaciones firmadas desde hace mes y medio y aún no ha llegado el dinero, y eso asfixia a cualquiera. De todos modos, esto ha sido una cadena. Nunca en 60 años habíamos pedido un aplazamiento, y ahora nuestros proveedores nos han apoyado, y estoy muy orgulloso, y no sólo los proveedores de materia prima, también los bancos. Nuestros trabajadores también han dado el callo a tope, teletrabajando, haciendo más horas que un reloj en su casa, sin saber si íbamos a rebajarles el sueldo, si iban a entrar en un ERTE. Luego, nosotros, a su vez, le hemos dado ese apoyo a los clientes, pero sin la financiación es difícil. Quien no paga no es por capricho, es porque no puede.

P Algunas empresas del sector también están optando por aplicar descuentos para ir dando salida al stock acumulado. ¿Es factible prolongar medidas de este tipo?

R ¿Es factible? Por eso algunos se quedarán en el camino. Hay gente en Elche con 400.000 pares de zapatos fabricados sin poderlos vender. O consigues la financiación para guardártelos y venderlos bien o los vendes al 50%. En estos momentos, hablar de beneficios es impensable. Lo único que podemos hacer es minimizar pérdidas.

P ¿Qué va a ocurrir con los trabajadores a partir de ahora?

R Vamos a pasar año y medio malo.

P Ha habido mucho ERTE...

R Podemos acabar en ERE, depende de cada uno. Ojalá que no. Nosotros hemos luchado por mantener todos nuestros puestos de trabajo, porque, además, nos hace falta la gente. Sin gente, una empresa no es nada. La empresa no es el cartel de la puerta, es un engranaje.

P ¿Comparte las críticas a las medidas económicas Gobierno?

R El Gobierno ha pecado de inexperiencia y de improvisación, y todo debido a su debilidad política.

P ¿Por dónde pasa la nueva normalidad a corto y medio plazo?

R La nueva normalidad supone que vamos a seguir con las distancias sociales, con mascarillas en el transporte público... Nos ha cambiado un poco la vida, y esto nos ha hecho darle más importancia a las reuniones sociales, a la familia, a los amigos, porque nos lo han prohibido. Todo eso que antes era obvio lo vamos a valorar más, nos vamos a conformar con menos, y espero que valoremos más el hecho en España, la calidad y crearnos un estilo, en lugar de consumir por consumir.

«Con la fabricación de mascarillas y de batas hemos ido a salto de mata. No se daba abasto»

Miralles habla con orgullo de la alianza entre proveedores, fabricantes, empleados, talleres y rotarios para distribuir material sanitario, y alega que el empresario hoy es un director de orquesta

P En los momentos más complicados de la emergencia sanitaria su empresa comenzó a fabricar 20.000 batas desechables y 30.000 mascarillas. ¿Qué lleva a una empresa a tomar una decisión así?

R Nadie tenía experiencia en una situación como ésta, y la idea fue de un proveedor y amigo mío, de Juan Candela, de Pusipiel. Me llamó y me dijo que en los hospitales no había ni batas ni mascarillas, y que si estaba dispuesto a poner en marcha la sección de cortado y a mi gente. Inmediatamente se apuntó muchísima gente desinteresadamente: trabajadores nuestros, talleres de aparado, proveedores, colegas fabricantes, los dos clubes rotarios de Elche... Un orgullo. Si nombramos a gente, nos dejaríamos a alguien. No hemos dado abasto, hemos ido a salto de mata, y se han mandado a hospitales y residencias de ancianos. Nos escribieron de una residencia de Aranjuez y, ¿cómo le íbamos a decir que no? Incluso las primeras mascarillas se hicieron con tejido que nos facilitó el Hospital del Vinalopó.

P ¿Qué queda de eso ahora?

R Ahora estamos fabricando las mascarillas para nuestros clientes, para sus empleados, porque tienen esa necesidad, y las hemos personalizado con diseños.

P ¿Qué papel pueden jugar iniciativas de este tipo a la hora de cambiar la imagen del empresariado?

R Hoy en día, salvo alguna excepción, la imagen que se tiene del empresario ya no es tan maliciosa. Esa imagen del empresario gordito, con el puro y explotador ha cambiado, por suerte. También porque los empresarios hemos evolucionado, y tenemos más preparación. Las formas de dirigir de mi padre no son las mías, ni las mías de ahora son las de hace 35 años. Cuando empecé, el sector, en el 99% de los casos, estaba dirigido por gente hecha a sí misma con poca preparación, pero con mucha valentía y empuje. Son gente admirable, porque son los que levantaron esto, entre ellos, mi padre, pero esa forma de dirigir ha evolucionado. Las decisiones son colegiadas y se habla en plural. El empresario tiene que apoyarse en su equipo y ser el director de orquesta.

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