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Niños «enjaulados» en casa

Los menores llevan más de un mes de confinamiento en el que se han enfrentado a sentimientos y situaciones inéditas

Los niños y niñas llevan más de un mes confinados en casa en la que hay momentos de frustración que se pueden paliar con comunicación o actividades. Foto: David Revenga

Los niños llevan más de un mes sin salir de cuatro paredes. Su casa se ha convertido en una especie de jaula de la que no se les permite salir y sentirse libres como hace antes. Su comportamiento y capacidad de adaptarse asombra a muchos y salir de esa red que ahora es su vivienda será un alivio para ellos y volverán a la normalidad sin más, pero para otros supondrá afrontar un periodo de readaptación y recuperar rutinas.

En la provincia hay empadronados 272.204 menores de edades comprendidas entre los 0 y 14 años. Ellos son los que han «desaparecido» de las calles y llevan el confinamiento adaptándose a las circunstancias, aunque a veces muestren su frustración o enfado. Los expertos plantean pautas para superarlo y abogan por una salida a la calle a partir del 27 de abril, fecha que ha aprobado el Gobierno. La directora del Servicio Psicopedagógico Escolar (SPE) de la Marina Baixa, Lourdes Rada, explica que «lo que echan de menos es estar con otros niños, no sólo salir». Y para ello da unas pautas: «es importante que escriban una carta, canciones, poesías... pensando en alguien» lo que cubre las carencias que tienen.

Los niños llevan más de un mes de confinamiento

Los niños llevan más de un mes de confinamiento

El confinamiento puede afectarles cuando vuelvan al colegio: «Veremos actitudes más infantiles e inmaduras», sobre todo, porque se habrán acostumbrado a ser centro de atención y estar protegidos. «La separación será un proceso difícil pero también es una manera de crecer», añade. Desde el servicio intentan trabajar «emocionalmente» todas estas cuestiones.

Ángeles Saez, psicóloga del SPE, argumenta que, a nivel emocional, «van cambiando según avance la situación» y que las reacciones dependen de varios factores como la edad, la vivienda o cuántos hermanos o familia están con ellos. La experta indica que «en una primera fase pueden manifestar incomprensión, rabia, o una sensación de cambio que les lleva a inestabilidad y frustración». Así que es importante cómo «se gestione por parte de los padres». Algo que «puede disminuir si se establecen rutinas» y se «explica lo que está pasando» que «ha cambiado si situación de la libertad», todo «adaptado a su edad y sin generar miedos».

Desde el centro «damos pautas a tener en cuenta porque la forma en cómo se explique influirá en cómo vivirlo y luego en cómo gestionarlo». «Si a los niños se les impone algo se rebelan, pero si lo comprenden no», indica. Y es importante que sientan que «el no salir no es porque hayan hecho algo mal».

En cuanto a las posibles secuelas, afirma que probablemente «las mentes de los niños lo olviden y vuelvan a la normalidad pero en lo físico necesitan moverse libres y eso no lo tienen cubierto, lo que produce rabietas, fobias, falta de sueño o enganches a las nuevas tecnologías». Así, apunta que «cuando los vemos enfadados o aburridos, tenemos que dejar que sientan eso también y es importante acompañarlos».

Rutinas y alimentación

Antonio Redondo es pediatra del Hospital Vithas Medimar y explica que hay dos aspectos que deben preocupar de los niños: uno a nivel emocional y otro físico. El primero parte de que en la provincia, los menores «están habituados a otro tipo de vida, de mucho tiempo en la calle» y han pasado a una «limitación de espacio» en las que no tienen libertad. Eso, unido al teletrabajo de los padres, provoca «que las familias estén inquietas». Y en el físico, necesitan movimiento. Así que todo ello se suavizará con el desconfinamiento a partir del próximo lunes. Aunque añade que también es importante la alimentación.

Un cuestión que para Tamara Lloret, nutricionista y que tiene su centro NaturTek en l'Alfàs, también es «vital». Los niños «pasan más tiempo en casa y las horas muertas a veces se enfocan en hacer repostería», es decir, alimentos «más calóricos aunque sean caseros».

Por tanto, «deben seguir una rutina como si fueran al colegio» con sus horas de levantarse y de comer. «Recomendamos hacer un menú como el escolar en el que se planifique todo y no se dé pie a la inventiva» y con una organización en la que «predomine la verdura».

Lloret explica, además, que depende del tiempo de confinamiento, se podrán ver secuelas en los niños. «Si antes ya había un comienzo de problema de diabetes o sobrepeso, el confinamiento podría empeorarlo», indica, pero no será lo habitual.

Y en cuanto a la educación en casa, Jordi Mourisco, profesor de Primaria en El Campello, no cree que el confinamiento afecte a la educación de los más pequeños: «Cuando vuelvan a clase habrá que profundizar y habrá que trabajar más duro, pero podrán».

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