Mientras la expansión del coronavirus sigue mermando los recursos sanitarios disponibles en los centros hospitalarios de todo el país, un nutrido equipo de alicantinos ha conseguido levantar una «empresa solidaria» de confección y reparto de mascarillas por toda la provincia. El abastecimiento está siendo «considerable» debido a la organización de todo este grupo, ya que además de suministrar materiales a los distintos cuerpos de seguridad, sanitarios y trabajadores que están en primera línea, también han conseguido llegar a comercios, barrios y particulares de toda la ciudad. Incluso, esta idea ayuda a vecinos «a combatir la ansiedad» que provoca el confinamiento.
«Hemos logrado que casi 400 personas estén involucradas en este equipo que se ha creado», explica Carlos Herrerías, uno de los impulsores de este movimiento altruista. El vecino alicantino cuenta que esta «empresa solidaria» de fabricación y reparto de mascarillas, ha distribuido más de 160.000 por toda la provincia. «Incluso hemos enviado por paquetería a Jaén, Granada, Barcelona, Ciudad Real, Guadalajara», detalla Herrerías.
Sus integrantes destacan «el valor humano» que está haciendo posible que el material llegue a muchos rincones de Alicante, puesto que la gente «está implicada desde el principio para aportar su granito de arena en la lucha contra el Covid-19», subraya el organizador. La iniciativa surgió en la capital bajo la premisa de proporcionar mascarillas «a cualquier persona que lo necesitara». Esto hizo que se sumaran, en un primer momento, particulares con sus máquinas de coser, costureras profesionales, y así hasta formar una plantilla de casi 400 voluntarios entre repartidores, coordinadores y fabricantes. «La manera de funcionar es muy similar a la de una empresa: primer llegan las cantidades del material que se ha confeccionado, y una vez en el centro de logística ubicado en el restaurante El Sorell, varias personas deciden dónde se distribuye dichos recursos, de manera que existe un control directo sobre qué entra y qué sale y hacia qué lugar», señala Carlos Herrerías. El grupo de voluntarios trabajó durante las primeras tres semanas del estado de alarma en el suministro directo a Policía Local, Cruz Roja, Protección Civil y demás cuerpos sanitarios y de seguridad que batallan en primera línea. El siguiente pasó fue el de atender las necesidades de los barrios de Alicante. «Hemos llegado a todos los distritos de la ciudad después de entregar cargamentos de mascarillas en las zonas donde hay negocios, mercados, tanto aquí como en la playa de San Juan», indica.
Terapia y economía
Uno de los detalles que marca este trabajo solidario del equipo de voluntarios es que «esta labor está ayudando a muchas personas a sobrellevar el día a día que provoca el confinamiento». Los participantes explican que muchos vecinos ayudan a coser o repartir para «evadirse un poco de la realidad» que asola a gran parte de la sociedad. «La participación directa en esta labor está sirviendo a muchas personas como terapia para vencer la monotonía y el estrés que genera estar confinados en sus hogares», añade Herrerías. Además, esta actividad altruista fomenta también, en cierto modo, la reactivación económica de los negocios de la ciudad a través de la difusión en redes sociales del reparto de mascarillas. «Hay residentes que se enteran de la llegada de mascarillas a panaderías, carnicerías y otros establecimientos gracias a internet, y eso luego repercute de manera positiva en las ventas, porque prefieren acudir a lugares donde se proporciona este material», indican los voluntarios. Estos centenares de voluntarios aseguran que seguirán «trabajando» para suministrar más recursos y «ayudar así» en la lucha contra la pandemia. «Salimos a la calle solo los que tenemos permiso del Ayuntamiento de Alicante, cuya colaboración ha sido importante; esta situación está sacando lo mejor de mucha gente, aunque también hay momentos de tensión, pero somos capaces de trabajar en equipo sin apenas conocernos y unirnos contra el virus, por eso vamos a salir adelante». concluye.
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