Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CORONAVIRUS

La suspensión de los mercadillos aboca a la ruina a los pequeños agricultores

Los huertanos se ven atrapados por la crisis sanitaria por partida doble sin poder cosechar ni comercializar sus productos

12

El agricultor Juan José Cuenca en los bancales de la huerta de Cox

El decreto de estado de alarma ha paralizado al sector de venta en mercadillos. Los últimos dejaron de autorizarse por los ayuntamientos hasta cuatro días antes de la orden de confinamiento del 14 de marzo. Solo en Cox (Vega Baja) 200 familias viven de vender a lo largo y ancho de la provincia de Alicante las frutas y verduras con la mejor calidad precio del mercado. No tienen ingresos desde entonces. No entra ni un euro en esos hogares. Pero mientras los consumidores pueden comprar en supermercados y grandes superficies de alimentación estos pequeños productores pierden por partida doble: sus cosechas de habas, cebolletas, patatas y otros productos de la huerta tradicional se van a quedar sin recoger, 0 se perderán en su mayor parte porque no las pueden vender en mercadillos. Mercadillos que garantizaban, por otra parte, una compra semanal más asequible y de gran calidad en fruta, hortaliza y verdura fresca a miles de consumidores en los barrios de pequeñas y grandes poblaciones.

La suspensión de los mercadillos por el coronavirus aboca a la ruina a los pequeños agricultores

La suspensión de los mercadillos por el coronavirus aboca a la ruina a los pequeños agricultores

Juan José Cuenca, vecino cojense de 62 años, lo denuncia donde le quieran escuchar. «Lo perdimos casi todo durante la DANA de septiembre de 2019. El agua inundó la huerta y arrasó con lo que había plantado. Pedimos un crédito. Cuando empezábamos a ver la salida llega esto. No podemos endeudarnos más». Muestra orgulloso un vergel de habas y las últimas alcachofas de la temporada regadas por una red secular de azarbes, acequias e hijuelas y por un insólito año de hidrológico. Sus bancales se extienden sobre 9 tahúllas -en torno a una hectárea de las tierras más fértiles de España-. Paga cuota de autónomo como productor agrícola y su mujer por su actividad comercial. «Yo lo arreglé para aportar un poco más para que salga a cuenta cuando nos jubilemos». Esas previsiones se han venido abajo. «No queremos un aplazamiento del pago de la cuota. Reclamamos que solo durante el tiempo que dure esto, que Dios quiera que sea lo menos posible, se suspenda el pago de cuotas. Aplazarlo solo sirve para seguir liando la madeja», aclara. En la misma situación que Cuenca están muchas familias del campo de Elche, Albatera -más dedicadas a la venta de ropa-, Callosa de Segura, Catral, Granja de Rocamora, Redován, Orihuela , Almoradí o Benejúzar. «Al menos quien se dedica al mercadillo pero no produce tiene la opción de no comprar en las subastas y no pierde el doble», aclara Cuenca.

El alcalde de Cox, Antonio Bernabeu Santos, explica que la situación es muy difícil, aunque en el municipio la crisis tiene una doble cara. A esos pequeños productores y vendedores, orgullosos de su actividad agrícola y de venta ambulante, se le suma la gran industria de distribución, importación, exportación y logística de fruta y verdura asentada en el municipio, que mantiene su actividad.

La despensa de Europa

«Lo único que podemos hacer desde una administración local es bonificar al cien por cien las tasas por instalación de puestos en el mercadillo porque están suspendidos y para quienes ya la hubieran pagado», indica. Decisión que han adoptado la mayor parte de municipios con mercadillos importantes en toda la provincia de Alicante, como es el caso de Torrevieja. «Voy a hacer lo indecible porque la denuncia de estos agricultores llegue a Madrid», subraya el alcalde. «La despensa de Europa se vacía, se arruina y se asfixia pagando impuestos y sin poder trabajar. Muchos son autónomos y pequeños agricultores que desde el pasado día 14 están parados y hay un desamparo y vacío brutal», asegura el primer edil popular. «Es muy frustrante y se siente una impotencia indescriptible cuando todos los días, todos sin excepción mis agricultores alzan la voz sin que nadie les escuche. Primero fue la DANA ahora el coronavirus y ellos están solos».

Un futuro lleno de incertidumbre

Las pérdidas son millonarias en la agricultura pese a no haber parado y ser esencial para el suministro alimentario

Las ayudas a trabajadores autónomos anunciadas por la Generalitat, cuestionadas por su falta de definición, no están enfocadas precisamente a quienes se ganan la vida con la agricultura. Estos pequeños productores además apenas pueden permitirse el lujo de contratar temporeros para recoger cosechas. El agrícola, como sector esencial y primario, es uno de los pilares del suministro alimentario durante el estado de alarma. Pero también pierde y en el caso del monocultivo intensivo de cítricos se enfrenta ahora además a la falta de mano de obra. Hasta el punto de que la administración se plantea abrir la mano a la contratación de inmigrantes no regularizados.

Las grandes empresas que pueden seguir contratando lo hacen sumando nuevas limitaciones y gastos. Es el caso del transporte. Donde antes se podían trasladar un grupo de veinte trabajadores en diez vehículos ahora son necesarios el doble para cumplir con la normativa de distanciamiento.

La Unió de Llauradors i Ramaders ha realizado un primer cálculo de las pérdidas directas que la crisis sanitaria por el coronavirus deja por el momento en el sector agropecuario de la Comunidad Valenciana y la cantidad -según el estudio elaborado- pasa de los 64,7 millones de euros (22,1 millones de euros en Alicante y Castellón y 20,4 en Valencia). Los sectores más perjudicados son aquellos cuyos principales clientes están en actividades declaradas como no esenciales. Es el caso del sector de la flor, planta ornamental y viveros -incluida la palma- con casi 25 millones de euros y también el de las hortalizas con cerca de 10 millones de euros en toda la Comunidad-.

«El problema -aclara el sindicato agrario- no se da sólo con la producción actual y los ingresos que pueden perder, sino en lo que tienen que plantar para el futuro con la incógnita de desconocer cuándo volverá todo a la normalidad».

Compartir el artículo

stats