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Solo 140 urbanizaciones con piscina de un total de 7.000 contratan a socorristas

La Federación de Salvamento y los administradores de fincas aconsejan que haya vigilancia incluso donde no es obligatorio

Dos jóvenes se lanzan al agua haciendo acrobacias en una piscina sin socorrista de la Playa de San Juan. MANUEL r. sala

Prácticamente todos los veranos se produce algún ahogamiento en piscinas privadas comunitarias de la provincia, como el de la semana pasada en una urbanización de Orihuela en el que murió un niño irlandés de 3 años. La mayoría de estas instalaciones, que registran una importante afluencia en los meses de julio y agosto, carece sin embargo de servicio de salvamento. Las comunidades de propietarios no dudan en acudir a triquiñuelas para ahorrarse ese gasto.

Según estimaciones del Colegio Provincial de Administradores de Fincas, solo una de cada 50 urbanizaciones con piscina contratan socorristas. Tanto la entidad colegial como la Federación de Salvamento aconsejan que haya vigilancia incluso donde no es obligatorio. Sin embargo, las comunidades de propietarios se decantan por abaratar gastos, aún a costa de la seguridad. Contratan al socorrista unas horas o directamente no tienen aunque mida 200 metros cuadrados, tamaño mínimo que obliga a tener vigilante, al no haber inspecciones regladas por la administración, que sí se realizan cuando media una denuncia.

Según profesionales del salvamento acuático, las administraciones no llegan a enterarse hasta que ocurre un accidente. De hecho, fuentes de la dirección general de Emergencias de la Generalitat señalaron que las comunidades de propietarios de las urbanizaciones son las que tienen que hacerse cargo de la seguridad de sus piscinas.

Cuando hay un accidente, las multas por responsabilidad civil oscilan entre 300 y 30.000 euros, y más si se produce un ahogamiento. La ley autonómica obliga a las comunidades de propietarios a suscribir un seguro que oscila entre 150.000 euros para un aforo de hasta 25 personas y de 1,8 millones para más de 5.000 personas (parques acuáticos). En la provincia hay unas 7.000 urbanizaciones con piscina, que se concentran en Torrevieja, Santa Pola, Arenales del Sol (Elche), Alicante, Benidorm, Altea y Dénia. De ellas, unas 140 cuentan con socorrista. En el término de Alicante hay, según fuentes municipales, 766 piscinas privadas comunitarias, la mayoría en la playa de San Juan, y apenas 14 tienen servicio de salvamento.

La mayoría de las que cuentan con vigilancia son grandes y fueron construidas antes de 1991, año en que cambió la ley, que establece en 200 metros cuadrados la obligatoriedad de tener personal de salvamento. «Desde entonces todas las piscinas las hacen pequeñas salvo en las urbanizaciones donde hay siete u ocho edificios», explica un portavoz del Colegio de Administradores de Fincas.

La legislación autonómica sobre piscinas se basa en que una persona ocupa dos metros cuadrados. Como media, se calcula que a partir de 100 personas es necesario que exista un socorrista, de ahí que se exija vigilancia acuática para láminas de agua superiores a 200 metros cuadrados. La Generalitat aplica un decreto que excluye del concepto de uso colectivo las piscinas unifamiliares y las de comunidades de vecinos con un aforo inferior a 100 personas.

Esto ocurre en la Comunidad Valenciana porque en Madrid cualquier urbanización con más de 40 personas necesita un socorrista. El Colegio de Administradores de Fincas remite todos los veranos una circular a los comunidades de propietarios con piscina recomendándoles que contraten a un socorrista en prevención de accidentes. «Cada urbanización hace de esto su ley. Hay mucha manga ancha para no incrementar los gastos de la comunidad pero en ello nos va la seguridad».

Las comunidades de propietarios también burlan la ley reduciendo el perímetro de la piscina: si la lámina de agua tiene 199 m2 ya no están obligados a contratar a un socorrista. Otras urbanizaciones contratan al socorrista solo para el horario de mayor afluencia para ahorrarse los entre 1.000 y 1.300 euros que gana este profesional. También la Federación Española de Salvamento recomienda contratar a un socorrista en verano «porque se puede evitar una muerte y con ello una familia entera destruida», señala Jessica Pino, portavoz de la entidad, quien insiste en que un niño nunca puede bañarse solo en una piscina y que es responsabilidad de los padres acompañarlos en todo momento en el medio acuático.

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