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El Puerto de Alicante pierde transporte de mercancías pero gana cruceristas

La actividad portuaria cae más de un 15%, mientras que los pasajeros suben un 8,8%

El Puerto de Alicante pierde transporte de mercancías pero gana cruceristas

El tráfico de mercancías en el Puerto de Alicante ha caído en el primer semestre del año un 15,4% tras dos años seguidos de subidas en las toneladas transportadas. Las instalaciones han cerrado el mes de junio con 1.483.687 toneladas, menos de la mitad de los 3.446.770 toneladas con las que terminó 2017. El transporte de sólidos (cemento y clínquer) ha bajado un 25,87%, mientras ha subido un 29,69% el de líquidos. Sin embargo, el número de cruceristas ha experimentado un repunte del 8,8% ya que hasta junio han desembarcado un total de 42.201 pasajeros de cruceros en la ciudad, lo que supone más visitantes que en todo 2017, en que se registraron tan solo 38.789 pasajeros.

El principal descenso se ha producido en los graneles y no en contenedores. Fuentes de la Autoridad Portuaria declinaron explicar el motivo de esta bajada en las mercancías y remitieron al Plan Estratégico que se está elaborando para hablar de los proyectos de futuro previstos para remontar esta situación. Pero a nadie se le escapa que los graneles han supuesto un problema para la Autoridad Portuaria. La carga y descarga de cemento y clínker llegó incluso a paralizarse a finales del año pasado y principios de este. De hecho, la Plataforma de Afectados por las Descargas Tóxicas del Puerto informó ayer de que la conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Cambio Climático ha decidido imponer una sanción de 40.002 euros al Puerto por la contaminación ambiental.

La buena noticia es que la Autoridad Portuaria está en vías de solucionar este problema con los vecinos tras confirmar la licitación para construir naves cerradas y continuar así con esta actividad, que representa más de la mitad del tráfico y genera un impacto económico de alrededor de 1,5 millones de euros.

El objetivo es retomar la senda de crecimiento y no bajar de los tres millones de toneladas volviendo así a los mejores años de Puerto, que se produjeron a principios de los 2000. Para ello, además de solucionar el problema con los graneles y la ampliación del muelle 13, el presidente de la Autoridad Portuaria, Juan Antonio Gisbert, también anunció recientemente que busca un pacto con empresas para captar contenedores que actualmente salen hacia Asia por el puerto de València. Se trata de relanzar el tráfico de contenedores que ahora se sostiene, básicamente, gracias al movimiento con Canarias y el norte de África. Y es que en contraposición a la bajada registrada por Alicante, el puerto de la capital de la Comunidad no ha hecho más que subir desde que hay registros y se sitúa ya como el segundo de España en volumen de mercancías por detrás de Algeciras.

En cruceros la línea ya es ascendente pese a la marcha de Pullmantur y de Costa Cruceros en 2017. De hecho, la terminal espera la escala de 26 barcos de aquí a final de año. Aunque lejos de los 108.435 cruceristas que se registraron en 2011 en Alicante, los números vuelven a aumentar. Sin embargo, el Puerto se ha quedado atrás con respecto a Cartagena, que ya lleva 86.537 cruceristas que han visitado su ciudad entre enero y junio. Por su parte, Málaga, competidora turística de Alicante, ha visto cómo han desembarcado 209.524 pasajeros en el periodo citado. El incremento de cruceristas ha sido generalizado en España y se han alcanzado los 4,4 millones de pasajeros, lo que supone un 23,5% más que en 2017. Las islas Canarias son las que han registrado un mayor incremento, pero Barcelona sigue siendo líder absoluta con 2,7 millones de cruceristas.

Para bien o para mal el Puerto está integrado en la ciudad y todas las corporaciones municipales han presentado proyectos que incluyen zonas portuarias, generalmente al frente litoral con la Explanada.

Cómo debería ser el puerto de cara al futuro es una pregunta que han intentado responder desde el ámbito público y empresarial en distintas ocasiones. El coordinador del grado de Ingeniería Civil de la Universidad de Alicante (UA), Luis Aragonés, opina que el Puerto debería crecer hacia el mar y no hacia tierra tal y como está previsto, porque de esta forma ganaría calado, con lo que podrían entrar grandes buques que ahora tienen complicado operar en las instalaciones y se ganaría rentabilidad. El coste de la obra sería mayor que en tierra pero se amortizaría. El proyecto de ampliación está previsto entre el barranco de las Ovejas y el Barranco de Agua Amarga, explicó, cuando precisamente esa zona también es de expansión de la ciudad y ya está instalada la Euipo. Teniendo en cuenta que ya ha habido problemas con los vecinos por la contaminación y el ruido, también por ese lado se evitarían posibles problemas a futuro.

Además, apostó por llevar la línea de ferrocarril de la franja litoral al interior y soterrarla, de manera que se liberara toda la zona sur de «gran valor ambiental y económico». «Hay que mejorar las comunicaciones porque no tiene sentido que el tren entre Alicante y Elche tarde 45 minutos. Son cosas que hay que debatirlas», instó Aragonés.

Por otra parte, ve «infrautilizada» la zona del antiguo puerto, es decir, de la zona de la Volvo hasta la Cantera. «Esa zona no debería perpetuarse sin uso. La Volvo viene cada dos años y el resto del tiempo no se utiliza cuando se podrían obtener ingresos de cruceros y de actividades deportivas», argumentó Aragonés.

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