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El cierre del trasvase del Júcar pone en grave riesgo la uva de mesa

La suspensión de un riego de socorro de 6,5 hm3 amenaza la mitad de la cosecha, 18.000 hectáreas del Medio, Alto y Baix Vinalopó que se quedaron sin agua hace un mes

Una jornalera embolsa uva de mesa en Novelda. carlos rodríguez

La falta de agua para regar la uva de mesa en 18.000 hectáreas en producción de la provincia amenaza con arruinar la mitad de la cosecha de este año e, incluso, gran parte de las uvas con la que España recibe el año nuevo cada 31 de diciembre. El cierre del trasvase Júcar-Vinalopó hace ya un mes ha dejado a gran parte de los agricultores del Vinalopó sin los 6,5 hm³ de agua de riego de socorro pactados con el anterior equipo del Ministerio de Agricultura.

La exministra García Tejerina sacó, sin embargo, la aprobación del envío del consejo de administración de Acuamed a los cuatro días de la moción de censura que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy, y el actual ejecutivo sigue sin resolver el problema.

El secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, viaja hoy a Madrid a tratar de desbloquear el grave problema. Los municipios más afectados son Elche, La Romana, Aspe, Novelda, Salinas y Monóvar. En juego 17.000 empleos, y un volumen económico inmediato de 25 millones de euros. Mientras, por otro lado, el río Júcar sigue vertiendo al mar 6.000 litros por segundo al estar cerrado un trasvase que costó 500 millones de euros, 120 de los cuales los financió la Unión Europea.

Andrés Martínez, presidente de la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó, advirtió ayer, en este sentido, de que «los agricultores afectados se van a ver obligados, de no activarse el trasvase, a solicitar a sus respectivos ayuntamientos la declaración de zona catastrófica. Es literal. Si la semana que viene no llega agua del trasvase se quedarán sin una gota de reserva. Mientras, el río Júcar sigue vertiendo al mar 6.000 litros por segundo con una infraestructura de transporte cerrada».

El cierre del Júcar-Vinalopó el 5 junio -hoy se cumple un mes-, cuando los antiguos rectores del Ministerio de Agricultura sacaron del orden del día del consejo de administración de Acuamed el envío de 6,5 hm³ del Júcar al Vinalopó, ha terminado por secar, además, la única zona del embalse regulador de San Diego (Villena), que estaba operativa para distribuir el caudal del Júcar por el postrasvase Júcar-Vinalopó.

La clausura se producía tan solo cuatro días después de que el gobierno de Mariano Rajoy saltara por los aires al salir adelante la moción de censura planteada por el PSOE. En la práctica, la anulación del envío de los 6,5 hm3 de agua para regadío supone el cierre del trasvase, porque tampoco se cuenta con el convenio para regular el trasvase de 20 hm3, algo que se llevaba negociando desde hace más de dos años entre el Ministerio de Agricultura y los regantes, y que la exministra García-Tejerina dio por hecho durante el congreso nacional de regantes celebrado en mayo en Torrevieja.

Polémico acuífero

El Instituto Universitario de Geografía de la UA ha advertido, por su parte, en reiteradas ocasiones que el auténtico problema del río Júcar no es que se tengan que trasvasar 80 hm³ todos los años a la provincia de Alicante con agua de cuestionable calidad captada en la desembocadura. El problema de esta arteria fluvial es el acuífero de la Mancha Oriental, sobreexplotado, del que en Castilla-La Mancha se extraen todos los años 400 hm³ cuando sólo se disponen, como máximo, de 300 hm³ al año.

Una comunidad con déficit hídrico por la pésima administración del río Tajo donde en los últimos años ha ido creciendo la superficie de regadío hasta las cien mil hectáreas, según los datos que maneja el Instituto. Pues bien. Además de los recursos subterráneos, el Júcar les trasvasa también agua de calidad y más barata que la de la Marquesa, que debe salvar una elevación de casi 800 metros para llegar a la provincia.

Agua que va al mar

Recordar, por otro lado, que la falta de una bomba para impulsar el agua desde la Marina Baixa a la comarca de l'Alacantí (huerta de Alicante y parte de la comarca del Medio Vinalopó) a través de la conducción Rabasa-Amadorio provoca todos los años que la provincia vierta miles de metros cúbicos de agua al mar, desde los embalses del Amadorio y Guadalest al tener que abrir las compuertas por seguridad. Los temporales de diciembre y enero llenaron, por ejemplo, ambos embalses y hubo que soltar agua al mar mientras el Vinalopó se secaba.

El problema es que la conducción Rabasa-Amadorio, clave en los últimos años para enviar agua del Taibilla a Benidorm para garantizar el suministro a los turistas, no incorporó en su día el sistema para poder hacerlo al contrario, la bomba para impulsar caudales desde la Marina Baixa a l'Alacantí.

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