Tras una maratoniana reunión, la dirección del PDeCAT ha decidido rechazar por 15 votos contra 3 la propuesta de los 'exconsellers' presos Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn a favor de constituir una nueva fuerza política, Junts per Catalunya, que parta de cero, sin cuotas ni imposiciones, y que pueda llevar a la disolución del PDeCAT . De este modo, el partido posconvergente ha hecho valer su decisión de mantenerse como marca propia, sin levantarse de la mesa de negociación con el espacio que lidera el 'expresident' Carles Puigdemont y la Crida Nacional per la República, que preside Jordi Sànchez.

Según fuentes presentes en la reunión, que se ha alargado más de cinco horas, el debate ha sido intenso pero sin la convulsión que podía preverse inicialmente. El resultado ha sido rechazar la oferta de integración en JxCat y reiterar la intención de que el PDeCAT siga vivo como partido con identidad propia. Durante el encuentro se ha debatido la propuesta de los políticos presos, que planteaban crear una asamblea constituyente de JxCat, en la que participen todos los electos del espacio político -sean militantes de un partido o no-, y debatir en medio año "la conveniencia de mantener o disolver la organización".