Este titular puede leerse sin coma, donde 'Arrimadas al PSOE' constata que las huestes de Ciudadanos han decidido diversificar sus apuestas. Con la coma incluida de 'Arrimadas, al PSOE' se destaca la decisión unipersonal de la náufraga Inés, que en Cataluña ya logró y malogró una candidatura única de las fuerzas estatales que recogió una importante cosecha del PSC. A veces es necesario perder 47 diputados de un plumazo para darse de bruces con la realidad. Un partido hipotéticamente liberal aprueba un estado de alarma permanente con "la banda" de Sánchez, en la beligerante definición de Albert Rivera, un político más fácil incluso de olvidar que Rajoy.

La rendición incondicional de Arrimadas al PSOE, confirmada ayer al negarla, obliga a recordar que ya se desmarcó de la foto de las ultraderechas de Colón con una excusa peregrina. Ciudadanos no solo necesita oxígeno, sino también una bandera. La desaparición de escena del procés no solo remarca el poder aplastante del coronavirus, sino que demuestra que tampoco el fenómeno era tan alarmante en su momento. Dos meses de confinamiento son un logro baladí por comparación con ese lapso sin escuchar la palabra Marchena.

El tránsito de Arrimadas al PSOE alivia a Sánchez con una alianza menos incómoda que Podemos. Al obtener un protagonismo estelar pese a su exigua representación, Neociudadanos supone la opción estratégica ideal para pseudoprogresistas que menosprecian a Sánchez pero no pueden jalear al PP. Los antiguos avalistas de Susana Díaz. Ciudadanos se aferra a la tabla de salvación socialista desde la despreocupación ideológica. Su presidenta anuncia en el Congreso que desea evitar que "los españoles puedan salir el sábado sin ningún tipo de control", una expresión impropia de un partido liberal pero en fértil sintonía con la controladora María Jesús Montero. En cuanto a Casado, no se puede luchar contra la evidencia de que la ciudadanía prefiere permanecer confinada.