La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha confesado que "claro" que pensó en dejar de optar a la alcaldía y marcharse a su casa tras "unas semanas durísimas" de negociaciones y de tensión, en las que ha oído insultos como "traidora" o "puta", y en las que le han acusado de querer "aferrarse a la poltrona".

En una entrevista en RAC1, en la que ha llegado a emocionarse, Colau ha admitido que durante las negociaciones con ERC y PSC para un acuerdo de investidura a la alcaldía de Barcelona, ha sufrido "costes personales" y que en algún momento se planteó dejarlo "después de semanas tan duras en las que me han llamado traidora y 'botiflera'", o como cuando el sábado, en la plaza de Sant Jaume, manifestantes independentistas "nos llamaron putas, zorras, guarras, de todo".

"Sabemos que no representan a la mayoría del independentismo, pero en la plaza se vivió una situación de degradación que no se debería tolerar, que todos deberían condenar con firmeza", ha expresado la alcaldesa.

Ha añadido también Colau que le parece "increíble" que se le haya acusado de que ha venido a "aferrarse a la poltrona", tras cuatro años en la política, por parte de políticos como Ernest Maragall, "que lleva más de 40 años ocupando cargos públicos y que dice que es imposible pactar con el PSC cuando él ha sido aparato del Partido Socialista durante 40 años".

Colau se ha quejado de que en Barcelona haya habido "vetos cruzados" por parte de ERC y el PSC, mientras "en el resto de Cataluña ha habido decenas de acuerdos" para gobiernos municipales de ediles de estos partidos, un "doble discurso" que ha sido una de las cosas que más le ha costado entender.

Ha asegurado "con rotundidad" que los tres votos de la plataforma de Manuel Valls que le auparon a la alcaldía el pasado sábado "no ha condicionado en nada" su postura política, pues no han acordado "nada con él".

Ha reiterado que este apoyo de Valls no le gusta porque "era un escenario que no preveíamos y no buscábamos", pero que tampoco por ello podía renunciar a su "objetivo legítimo" de presentarse a la investidura "para poder gobernar", teniendo 10 concejales.

Valls y Torra

La alcaldesa ha criticado que Valls se negara a estrechar la mano al presidente del Govern, Quim Torra, después de la investidura en la Generalitat: "Por muchas discrepancias que se tengan, cuando hay un cargo institucional se deben tener unas mínimas formas".

Después de que este lunes volvieran a colocar el lazo amarillo en solidaridad con los independentistas presos en la fachada del consistorio, Colau ha resaltado que no lo hacen para buscar diferencias con el PSC y que ya habían abordado de forma genérica que cada grupo municipal mantendría su posición en este ámbito, aunque prevean gobernar juntos.

"Para desjudicializar la política y para que la gente salga cuanto antes de la cárcel necesitamos que el partido socialista sea un aliado", ha dicho Colau y, preguntada por si liderará manifestaciones si hay una sentencia condenatoria, ha indicado que quienes tienen responsabilidades de gobierno deben ir más allá de la crítica y buscar "soluciones efectivas".