Un guardia civil ha relatado las agresiones, entre ellas un intento de atropello y de sustracción del arma, que sufrieron varios agentes el 1-O, donde se dieron enfrentamientos "propiciados" por los Mossos hasta el punto de que uno llegó a decir que "solo" obedecía al mayor Josep Lluís Trapero.

El agente, instructor del atestado que daba cuenta de 19 intervenciones de la Guardia Civil en la zona rural de Barcelona, ha declarado en el juicio del "procés" cómo los agentes fueron "increpados, insultados y golpeados" el 1-O.

Aquel día encontraron "un número considerable de gente concentrada" en los puntos de votación y vieron cómo "en la mayoría de los casos la resistencia pasiva evolucionaba en activa".

Entre los episodios relatados por el agente se encuentra un intento de sustracción de un arma y de atropello con una moto en Sant Esteve Sesrovires, patadas en la cabeza a agentes o el lanzamiento de una silla metálica contra un agente en Sant Joan de Vilatorrada, o de varias sillas de madera y una botella de cristal en la escuela Castell, donde tuvieron que abandonar la actuación.

También se dio -ha continuado- otro intento de atropello con un vehículo industrial en Castellbisbal, gente que se abalanzaba sobre la caravana de vehículos en Dosrius y en Sant Andreu de la Barca (donde un detenido mordió la mano a un agente), y en Sant Iscle de Vallalta la masa llegó a retirar el escudo, el casco y la defensa a un guardia civil.

En total, ha recalcado, de las 19 actuaciones, hubo 9, "prácticamente el 50%", en las que algún agente precisó reconocimiento médico.

También ha relatado los "enfrentamientos" entre Mossos y Guardia Civil, "propiciados" por los primeros: en algunas localidades recriminaban al instituto armado su actuación e incluso en Villalba Saserra, una mosso "increpó" a los agentes en el momento de salir.

"En Sant Iscle de Vallalta un mosso se dirige varias veces a miembros de la Guardia Civil y le dice que no reconoce ni al TSJC ni a la Guardia Civil, que solo obedece al mayor Trapero", ha precisado.

El testigo ha criticado "la presencia mínima y en ningún caso de unidades especializadas de orden público de los Mossos", cuya actuación ha enmarcado en una "pasividad y falta de colaboración".

Aunque ha precisado que sí hubo mossos que colaboraron "puntualmente" en intentar disolver a los concentrados, ha destacado la general "falta de determinación en el cumplimiento del auto judicial".

El testigo, que ha explicado que sus superiores no les dijeron que pidieran ayuda a los Mossos si la requerían, ha enmarcado la intervención de la Guardia Civil en una "actuación proporcionada y con mínimo uso imprescindible de la fuerza".

Ahora bien, no ha hablado expresamente de cargas policiales dada su condición de policía judicial y no de orden público: "Lo que había en los centros de votación, cómo se utilicen los medios de unidad de control de masas lo tendrían que explicar ellos".

Y ha negado que sus subordinados le detallaran que los agentes fueran protegidos con cascos y escudos y armados con sus porras para disolver a los concentrados: "Lo que se hacía eran pasillos de seguridad, removiendo y apartando a la gente para poder acceder al punto de votación".

El agente detectó el 1-O una "organización con el ánimo único y exclusivo de obstaculizar" a los agentes, de forma que la gente se situaba "de forma estratégica" para avisar de que la Guardia Civil llegaba a la localidad.

"Los avisos comportaban que cuando podíamos entrar, siendo obstaculizados, o no había nadie o las urnas las habían escondido", ha señalado el testigo, que ha precisado que incluso hubo dos localidades donde se construyeron barricadas de paja.