El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, ha reivindicado la "desobediencia civil" como mecanismo para defender la democracia y ha argumentado que, frente a la "violencia desproporcionada" de la Policía para impedir el 1-O, el movimiento independentista ha sido siempre pacífico.

Cuixart, que se enfrenta a una petición fiscal de 17 años de cárcel por rebelión, se ha definido ante el Tribunal Supremo como un "preso político" y ha afirmado que su prioridad ahora ya no es salir de la cárcel "al precio que sea" sino "solucionar el conflicto político entre Cataluña

La intervención de Cuixart, que ha durado unas cuatro horas, se puede sintetizar en diez fragmentos clave:

"Tendríamos que estar orgullosos todos los ciudadanos de España: el 1-O es el ejercicio más grande de desobediencia civil que ha habido en Europa. Históricamente, no hay un ejercicio igual".

- "Mis declaraciones ante el juez instructor (Pablo Llarena) estaban vinculadas a una voluntad de salir de la prisión al precio que fuera, y esta ya no es mi prioridad. Yo soy un preso político, después de 500 días de cárcel mi prioridad no es salir de prisión (...) Quiero la absolución, pero mi prioridad es la solución del conflicto político entre Cataluña y España, ya no es salir de la cárcel".

- "Ante el dilema sobre el cumplimiento de una suspensión por parte del Tribunal Constitucional y el ejercicio de los derechos fundamentales, decidimos ejercer los derechos fundamentales... nunca ningún tribunal interpeló a los ciudadanos de a pie a que no participaran del referéndum. Ante este dilema, hicimos lo que vamos a hacer siempre que creamos que haya una decisión injusta: bajo el principio de la no violencia, actuar en los parámetros de la desobediencia civil". "No voy a renunciar nunca a ejercer los derechos fundamentales... parafraseando a un expresidente del Gobierno (Mariano Rajoy), 'ni quiero ni puedo'".

- "Asumimos un acto de desobediencia civil y de no responder con violencia, aunque hubiese violencia por parte de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. La no violencia es nuclear en la desobediencia civil".

- "La violencia que ejercía (el 1-O) la Policía para coger cajas de plástico era desproporcionada... podían haber logrado el mismo objetivo con más paciencia y sin utilizar la violencia. Con paciencia, sacar manifestantes uno a uno, con un poco de resistencia, lo típico... como en cualquier desahucio".

- "El dolor que sentimos va a durar generaciones. La violencia de la Policía, desproporcionada, sin ningún sentido, cómo jaleaban a los agentes al grito de "a por ellos", ¿a por quién iban, a por ciudadanos como nosotros? Yo soy hijo de una murciana, yo también soy medio español".

- "Jordi Sànchez y yo éramos dos perfectos desconocidos para la sociedad española (...) cuando nos meten en prisión, nos convertimos en un referente de la sociedad catalana, más allá del independentismo, contra mi voluntad". "Yo soy un preso político, no soy un político preso. Y junto con mi compañero Jordi Sànchez, hemos entrado en prisión por el hecho de ser activistas sociales y no políticos".

- "Las protestas del 20S fueron cívicas, pacíficas y serenas. Con un enfado y un descontento muy grande por lo que se estaba produciendo y se sigue produciendo en Cataluña (la intervención del autogobierno), pero se canalizó sin uso de la violencia y sin el 'a por ellos', mostrando nuestra disconformidad. No hubo violencia. Sí que había un clima de tensión, es obvio". "No empujaría a un ciudadano a enfrentarse a un agente armado hasta los dientes".

- "El 1-O asumimos el papel como agente movilizador en defensa de los derechos fundamentales. Lo decía Marcelino Camacho: 'el derecho a huelga se gana haciendo huelga'. El derecho a manifestación se gana manifestándose, y también decimos que el derecho a votar en Cataluña se gana votando. Y no tenemos ninguna duda de que lo que hicimos el 1-O fue un ejercicio de dignidad colectiva".

- "Cuando estaba vivo el dictador, nos defendíamos de la misma manera que ahora, ejerciendo derechos fundamentales. Aunque hubiese un escenario que no lo deseo de mayor represión hacia el conjunto de la sociedad e instituciones catalanas, la actitud del pueblo de Cataluña va ser la misma: somos el país de Pau Casals, de Muriel Casals y de Arcadi Oliveres y tantos otros pacifistas que nos han legado esta actitud no violenta, porque forma parte de nuestro ADN, porque somos así, y porque nunca aceptaremos la violencia como instrumento de diálogo. Estoy convencido de que nunca, nunca, nunca, nunca, nunca entenderemos la violencia como un elemento para comunicarnos con el Estado".