Los barcos de las ONG Mediterranea Saving Humans (Italia), Sea-Watch (Alemania) y Proactiva Open Arms (España) han regresado al Mediterráneo central para rescatar a inmigrantes a la deriva, pese a las trabas que les imponen los gobiernos de Italia y Malta.

Las tres organizaciones humanitarias han constituido una alianza, denominada #United4Med, para "defender los derechos humanos de las personas en el mar y hacer un frente común contra la barbarie", ha dicho el fundador y director de Open Arms, Òscar Camps.

En una rueda de prensa conjunta en Barcelona, las tres organizaciones han lamentado que con la ausencia de sus barcos en la zona desde hace muchas semanas no se publicita lo que está ocurriendo con los náufragos, por lo que han decidido volver a navegar y cumplir con las leyes marítimas de auxilio a las personas que están a la deriva y también denunciar a quienes omiten el deber de socorro.

El promotor de Mediterranea, Erasmo Palazzotto, ha denunciado que "ya han muerto más de 1.700 personas en el mar de junio a octubre, según datos de ACNUR", y ha culpado de esas muertes a "la campaña de criminalización del gobierno italiano y su decisión de cerrar las puertas con la complicidad europea".

Los rescates que se harán a partir de ahora contarán con la actuación principal de rescate de los barcos Open Arms y Sea-Watch 3, el apoyo del avión Moonbird, que avistará las barcazas, y la monitorización de lo que ocurra del barco de Mediterranea, el Marejonio, que cuenta con un pequeño equipo de rescate.

El puerto en el que desembarcarán los equipos de salvamento será "el más cercano y seguro", ha destacado Òscar Camps.

Tampoco está claro si podrán llegar a un puerto español para dejar en tierra a las personas migrantes, a diferencia del pasado verano, ya que la climatología y la capacidad del Open Arms dificultan la travesía de cuatro días hasta las costas españolas. "Por eso contemplamos tener que operar y recibir ayuda de otros mercantes en alta mar", ha anunciado Camps.

La portavoz de Sea-Watch, Giorgia Linardi, ha afirmado que las ONG no se quedarán quietas "porque un hombre diga que no se hagan rescates", en referencia al ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, y ha añadido que las muertes en el Mediterráneo no suceden por "la inestabilidad de Libia, sino porque desde Europa estamos pagando a dictaduras para el control de fronteras".

Open Arms zarpó hacia el Mediterráneo central hace tres días, donde vuelve después de tres meses parado en el puerto de Algeciras en la frontera sur.

Entonces, el Gobierno les prometió colaboración, pero finalmente no se consolidó, "ya que creyeron que no era necesario", ha comentado Òscar Camps.

La ruta del Mediterráneo central es una de las más mortíferas: hay unos 300 kilómetros desde el norte de África hasta la isla de Lampedusa o 500 kilómetros hasta Sicilia. Sin embargo, aunque hace dos años había doce barcos en la zona, ahora no hay ninguno.

Las barcazas que suelen cruzar el Mediterráneo suelen tener entre 150 y 700 personas a bordo y su combustible sólo alcanza unos 20 kilómetros hasta aguas internacionales, donde los inmigrantes esperan que alguien los rescate.