La mayoría de los ciudadanos de los principales países europeos percibe el movimiento separatista catalán como un problema, pero que no influye en su valoración de España, y considera que, en todo caso, Cataluña no se convertirá en un Estado independiente.

Estas son algunas de las conclusiones de la octava oleada del Barómetro Imagen de España (BIE) del Real Instituto Elcano, basado en una muestra global de 3.790 entrevistas realizadas el pasado septiembre entre ciudadanos de 18 a 70 años residentes en Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Polonia, Suecia y Portugal.

Al margen de Cataluña, la encuesta revela que, para la mayoría de la población de estas naciones (un 39 por ciento), la principal prioridad de política exterior debe ser "evitar la llegada de inmigrantes irregulares", mientras que los españoles sitúan ese objetivo en último lugar y citan como máximas prioridades la lucha contra el cambio climático y el combate del terrorismo yihadista.

El 46 por ciento del total de encuestados en estos nueve países cree que el movimiento independentista catalán es "un problema grave" -porcentaje que se eleva al 61 por ciento entre los portugueses y los polacos y al 56 por ciento entre los alemanes-, mientras que el 39 por ciento lo define también como un problema, pero "no importante".

Al ser preguntados por la voluntad política de la población catalana, el 37 por ciento de los entrevistados en el conjunto de países considera que son mayoría los catalanes que desean la independencia, el 12 por ciento que son una minoría y el 32 por ciento que la población de esta comunidad está "dividida a partes iguales" sobre esta cuestión.

El Instituto Elcano interpreta este resultado, que varía ligeramente según los países -en Francia y Polonia son mayoría quienes piensan que la población catalana está dividida a partes iguales- como producto de un "gran desconcierto" sobre las preferencias políticas de los catalanes.

La encuesta revela la muy escasa influencia del conflicto independentista catalán en la valoración que recibe España fuera de sus fronteras, según ha destacado la investigadora Carmen González Enríquez, directora del Observatorio de Imagen de España en el Instituto Elcano.

También refleja que solo un 29 por ciento de los encuestados cree que Cataluña se independizará, frente al 49 por ciento convencido de que seguirá formando parte de España, opinión compartida incluso por la mayoría de la población en Flandes, y presenta un 50 por ciento de entrevistados contrarios a la división de los Estados europeos "en Estados más pequeños".

En términos generales, el BIE presentado hoy muestra que España es el tercer país europeo mejor valorado de esta muestra junto a Alemania, con una puntuación de 7,1, que repite la obtenida en marzo de 2017 y solo se sitúa detrás de los 7,7 puntos logrados por Suecia y los 7,3 de Holanda.

España es valorada sobre todo como destino turístico (8,1 puntos), por la calidad de su comida (7,2), por la simpatía de su población (7,1), por sus deportistas (6,8) y como un país seguro (6,7), mientras que su vida política es el aspecto que merece la peor valoración (5,7 puntos), influida por la crisis catalana y también por la "sensación de cierta debilidad" del Gobierno.

Los europeos de estos nueve Estados identifican mayoritariamente a España como un pais tradicional y religioso, al que solo Alemania, Bélgica, Holanda y Francia siguen viendo como "pobre" y que únicamente el 27 por ciento considera "corrupto", frente a un 66 por ciento que lo define como "honesto".

En cuanto al atractivo para otros ciudadanos europeos, ante la pregunta de qué destino turístico elegirían si no les importara el coste, España aparece como el país referido para franceses, italianos, belgas, holandeses y polacos.

El barómetro refleja que, en cambio, España no está bien situada para atraer compradores de artículos de lujo, ni siquiera en productos como el vino o el aceite.