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Frívolos es decir poco

Entre el "sentido de Estado" (del que he recelado siempre) y la plena frivolidad hay una cosa que se llama sentido común. Es evidente que la difusión del nombre del futuro presidente del Consejo General del Poder Judicial antes de que fuera elegido el nuevo Consejo que habría de designarlo fue una insensata frivolidad, que dejaba al pié de los caballos a todo un Poder del Estado.

Y es evidente también que el whatsapp del portavoz del PP en el Senado, entregando al mundo una prueba patente de politización de la Justicia española, fue ya una frivolidad de lesa patria.

Sólo ha salvado algo los trastos, evitando la total hecatombe, la dimisión del Juez Marchena. Ahora hay que recomponer lo que esas tremendas frivolidades han dejado muy dañado. Sólo ganan Ciudadanos, que no se avino al pacto, y el independentismo catalán, que se frota las manos con la cosecha de desprestigio de los jueces.

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