Los candidatos a dirigir el PP han evitado, durante las últimas semanas, atribuirse posiciones ideológicas, pero durante la campaña ha calado la percepción que identifica a Soraya Sáenz de Santamaría con un perfil más moderado y próximo a Mariano Rajoy y a Pablo Casado con otro más conservador y cercano a José María Aznar, líder del partido entre 1990 y 2004.

Durante casi tres décadas el PP no ha tenido que preocuparse excesivamente de su posicionamiento ideológico porque su hegemonía en el centro derecha era absoluta, pero la irrupción de un competidor directo, Ciudadanos, ha supuesto que decantarse más o menos hacia la derecha pueda tener efectos electorales.

La victoria de Pablo Casado como nuevo líder del PP es el resultado del énfasis puesto en la necesidad de renovación del partido. Su juventud y ausencia de "mochila" política le han ayudado en la victoria, como también el apoyo de pesos pesados del conjunto popular.

Casado, uno de los rostros más jóvenes del PP, representa una línea mucho más rupturista que Santamaría respecto a la etapa de Rajoy, con una apuesta por las políticas marcadamente liberales.

El nuevo presidente no se ha guardado nada durante la campaña y ha dejado entrever algunas modificaciones que quiere implementar como nuevo dirigente y que logran el apoyo de la derecha más conservadora: la bajada de impuestos, la derogación de la actual ley del aborto (cuenta con el beneplácito del loby ultracatólico Hazte Oír) y mayor contundencia en la actuación frente al secesionismo.

El hasta ahora vicesecretario de Comunicación se ha posicionado a la derecha de las políticas de Rajoy, con propuestas como la posible ilegalización de los partidos independentistas. "No podemos hacer una política reactiva, hay que prevenir. Se puede hacer con la ley de partidos, como se hizo con el entorno de Batasuna. En este caso no hay violencia, pero sí coacciones, amenazas, niños que sufren en los colegios", ha manifestado Casado.

Además, otro de los desafíos para Pablo Casado como nuevo líder del PP será recuperar los votos perdidos ante Albert Rivera o Vox, de manera que se espera de él un discurso más duro, sobre todo, en cuanto a política territorial. El nuevo líder intentará compensar su falta de experiencia en la gestión rodeándose de experimentados políticos que le han dado su voto en esta segunda vuelta: Cospedal, Margallo, Catalá, Aguirre, Zoido?

También aboga por recuperar antiguos pesos pesados del partido. "Quiero un PP al que puedan volver María San Gil o Ortega Lara", ha afirmado Casado, que antes de ser nombrado vicesecretario de Comunicación del partido fue diputado en la Asamblea de Madrid.

La candidatura de Pablo Casado cuenta como principal punto fuerte con el hecho de que representa una ruptura con la etapa pasada del partido y que supone un relevo generacional. En cuanto a sus debilidades, las sospechas acerca de su máster en la Universidad Rey Juan Carlos siguen pesando como un factor negativo para su elección como nuevo líder del partido.