El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, ha reivindicado este lunes el espíritu de Ermua y la figura de Miguel Ángel Blanco porque, según ha dicho, supuso "cambio muy importante en la visión de muchas cosas por parte de mucha gente" a la hora de afrontar el terrorismo de la banda terrorista ETA.

Así se ha pronunciado en declaraciones a los periodistas tras el homenaje que ha organizado el PP por el 20 aniversario del secuestro y asesinato del concejal 'popular' Miguel Ángel Blanco, un acto en el que se ha guardado un minuto de silencio. Además se ha desplegado en la fachada de la sede nacional del PP una lona con la imagen del edil.

El jefe del Ejecutivo ha estado acompañado por los miembros del comité de dirección del PP; la hermana del concejal asesinado y presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco, el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y el presidente nacional de Nuevas Generaciones, Diego Gago, entre otros.

"El espíritu de Ermua significó sin duda un cambio muy importante en la visión de muchas cosas por parte de mucha gente", ha dicho Rajoy, para añadir que las victimas del terrorismo merecen todo el apoyo y constituyen uno de los argumentos "más importantes" para luchar contra el terrorismo en España y en el exterior.

Rajoy ha asegurado que con la "memoria" de Miguel Ángel Blanco defienden los derechos de las personas. "Repudiamos como siempre hemos hecho y vamos a seguir haciéndolo en el futuro, aquellos que pretenden liquidar lo más importante que tienen los seres humanos, que es la vida y sus derechos como ciudadanos", ha concluido.

El sábado en Bilbao

El presidente del Gobierno viajará el sábado a Bilbao para participar en la 'Escuela Miguel Ángel Blanco' que organiza el PP, a la que también acudirá la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, según han indicado fuentes del partido.

Miguel Ángel Blanco fue secuestrado por ETA el 10 de julio de 1997. Sus captores intentaron utilizarle para chantajear al Gobierno reclamando el acercamiento de presos etarras, si bien finalmente lo mataron al finalizar el plazo de 48 horas que la banda había dado para que el Ejecutivo accediera a reagrupar sus presos. Murió la madrugada del 13 de julio. Su asesinato provocó un salto cualitativo en la movilización social contra la banda terrorista, con el nacimiento del llamado 'Espíritu de Ermua'.