Musulmanes, latinoamericanos, mujeres, discapacitados... pocos colectivos hay que escaparan a la ofensiva dialéctica de Donald Trump durante la campaña electoral. Aunque aún está por ver si las palabras se convierten en hechos, desde España cunde la preocupación por lo que puede ocurrir en materia de igualdad y derechos sociales en uno de los países más ricos e influyentes del mundo.

«Ha sido un golpe muy duro para las mujeres», sostiene Yolanda Díaz, coordinadora de la Plataforma Feminista de Alicante, quien califica al nuevo presidente de EE UU de «machista, xenófobo y misógino». Convencida de que en los próximos años Trump gobernará con la misma virulencia que ha demostrado en campaña, Díaz cree que peligran las políticas de igualdad entre hombres y mujeres, el aborto o la igualdad de salarios.

Sin embargo, pese a los comentarios machistas de los últimos meses, el líder del partido republicano se ha ganado la confianza de las mujeres -le han votado el 62% de las mujeres blancas sin estudios y el 45% de las que carecen de estudios-, algo que Díaz atribuye «a que las mujeres son víctimas del patriarcado estadounidense y realmente no son conscientes de que este hombre va contra ellas. No hay que culparlas».

Peligro

La de Trump también ha sido una victoria amarga para los colectivos que trabajan en favor del medio ambiente, quienes ven peligrar el acuerdo de París, continuación del protocolo de Kioto para limitar la emisión de gases contaminantes. Y es que la revocación de este acuerdo formaba parte del programa electoral del nuevo inquilino de la Casa Blanca. «El mayor emisor de gases contaminantes es actualmente China, pero una salida de EE UU del acuerdo de París sería un drama para el medio ambiente», señala Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, quien recuerda las nefastas consecuencias de que en un principio EE UU se negara a ratificar Kioto.

La clave de la victoria del republicano ha estado, a juicio de Arribas, «en un discurso dirigido a las clases trabajadoras, quienes se han visto perjudicados por cómo se ha resuelto la crisis económica». Sin embargo, «no se dan cuenta de que este señor pertenece a las élites norteamericanas, es un gran empresario». En este sentido, el responsable de Ecologistas en Acción compara el resultado de las elecciones en EE UU con el Brexit en Gran Bretaña. «Ha sido un calentón y la gente terminará por arrepentirse de la decisión que han tomado».

Ataque

Pero sin duda, quienes más motivos tienen estos días para estar preocupados son los inmigrantes, especialmente los mexicanos, a quienes Trump ha amenazado con construir un muro para detener la inmigración entre ambos países. «Tengo familia que vive en México y en EE UU y están muertos de miedo», señala Gustavo Cevada, inmigrante mexicano y ex presidente de la extinta Asociación de Mexicanos en Alicante. Sin embargo, sobre las posibilidades reales de que este proyecto se materialice, Cevada se muestra cauto. «Una cosa es lo que se dice como candidato y otra lo que se hace como presidente. No creo que la economía estadounidense se pueda permitir un proyecto de estas características». Además, «si se expulsa a todos los mexicanos de EE UU el país se pararía, ya que copan la mayor parte de los empleos en el sector servicios».

Cauto prefiere mostrarse también Mohamed Majed Khadem, presidente de la Comunidad Islámica de Alicante. No hay que olvidar que los musulmanes han sido durante buena parte de la campaña electoral blanco de las iras de Trump, al equipararles directamente con terroristas. «Hay que respetar la opinión de los americanos, ya que viven en una democracia y las palabras no se pueden juzgar, sino los hechos». Khadem confía en este sentido en que «Trump esté asesorado durante su mandato por un buen equipo de expertos y que actúe correctamente».

Donald Trump también ha amenazado con expulsar a los inmigrantes sirios que lleguen a EE UU huyendo de la guerra, algo que preocupa a inmigrantes de este país, como Mowaffaq Alhallaq, un empresario sirio que lleva residiendo en la ciudad de Alicante más de 40 años, y quien guarda la esperanza de que el Congreso frene a Trump en sus intenciones de no dar techo a los sirios. «Habla más de lo que puede hacer porque aunque sea presidente de EE UU no puede rebasar las leyes del país».

Conflicto

Sin embargo, como en el caso de las mujeres, el candidato republicano se ha ganado a buena parte del electorado hispano, algo que podría tener su explicación en el empleo. «En EE UU hay dos mercados laborales, el de los estadounidenses y el de los latinos. Estos últimos han apoyado a Trump precisamente para blindar sus empleos, para que no lleguen más inmigrantes que les puedan hacer competencia», señala Óscar Estrada, presidente de Casa de las Américas de Alicante. El resultado de las elecciones al otro lado del Atlántico no es más, a juicio de Estrada, «que una muestra del triunfo que la derecha está alcanzando a nivel internacional, algo que empezó en Lationoamérica hace años».

La nueva presidencia de EE UU también inquieta a los colectivos LGTBI. En este sentido, desde Diversitat, su presidente, Toño Abad, señala que «El señor Trump tiene ahora un grave dilema: profundizar en el matrimonio igualitario, en la igualdad real de las personas LGTB en USA, en la lucha contra la homofobia y la protección de las minorías sexuales o pasar a la historia como un líder reaccionario y regresivo que escuchó a lo más conservador de su partido y decidió recortar nuestros derechos». Desde Diversitat mostraron ayer su solidaridad «con otras luchas y nuestro pensamiento está ahora con otras minorías que han sufrido los ataques, burlas e insultos de Trump como los inmigrantes, las minorías culturales o las personas con discapacidad». Esperemos, añade Abad, «que la presidencia le modere y le haga recapacitar sobre el respeto que merecen las personas y sobre todo, las mujeres. El machismo es siempre intolerable y es la antesala de otras discriminaciones y prejuicios».

Tampoco los discapacitados han escapado de las mofas de Trump, quien se burló de un periodista que movía los brazos con dificultad debido a sus problemas físicos. «Nos preocupa el futuro de los derechos sociales y que el colectivo de la discapacidad vaya a quedar desprotegido por las manías personales de este personaje», señaló ayer Antonio Ruescas, presidente de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) Alicante.