"Como padres, lo hicimos lo mejor que pudimos". Rosario Porto responde a las preguntas del fiscal y dibuja un escenario familiar en el que, subraya, el matrimonio ya roto intentó dejar a su hija fuera de las desavenencias de pareja. Por el camino, y en lo que va de mañana, varios mensajes: la defensa de Alfonso como padre y la afirmación de que no era ella la que compraba el Orfidal, sino su exmarido. Emocionada a ratos al retratar a una Asunta superdotada, quebrada la voz al hablar de la "muy querida" hija, Rosario responde al fiscal con voz temblorosa y pañuelo en mano.

Avanza el interrogatorio del fiscal y aborda el episodio en el que Rosario fue a recoger a la niña a clase porque las profesoras advierten que no está bien. "¿Estaba mareada la niña, cómo reaccionó, la llevó al médico?", pregunta Aránguiz. "Llamé a Alfonso y le dije: ¿cómo dejaste así a la niña? Porque no estaba en condiciones para dar clase". "Ambos lo achacamos a un antiestamínico que le habíamos dado, creo recordar", zanja.

Arranca la reconstrucción narrada del día que la niña murió. "Tenía clase de chino todos los sábados; muy despierta y con ganas de hacer cosas, como siempre", recuerda emocionada. Ese sábado se quedó en casa hasta las dos, no fue a la alianza", confirma antes de explicar que comieron juntos revuelto de champiñones. Pregunta el fiscal por qué esa tarde decide ir a Montouto, a la finca familiar. Y la acusada explica que era habitual en ella guardar la ropa de invierno allí, por lo que iba a buscarla. Son precisamente de ese día las imágenes de Rosario en la calle. Explica que se disponía a recoger el coche en el parking, pero que tuvo que subir unos minutos al piso porque había olvidado una caja.

Desde las 10.20 horas

A las 10:20 de esta mañana empezó a declarar en el juicio para aclarar la muerte de Asunta Basterra, su madre, Rosario Porto. Ella será la primera en dar respuesta a un interrogatorio que se prevé duro, en un día clave en el proceso.

Cerca de las diez de la mañana el presidente del jurado y magistrado Jorge Cid repasó la admisión de pruebas pendientes de la jornada de ayer. Entre ellos, aceptó añadir a los 80 testigos que habrá a lo largo de este proceso más testimonios a petición del abogado de Rosario Porto. Serán el portero del edificio y un testigo sobre la apertura de una cuenta bancaria de la niña. Cid rechazó una prueba del artículo de prensa sobre el pederasta de Ciudad Lineal.

En sus primeras preguntas el fiscal quiso conocer el estado de salud actual de Porto, a lo que ella respondió que llevaba dos años bajo tratamiento por una depresión. El Ministerio Público se interesó también por cómo se encontraba la acusada en las fechas en las que falleció Asunta, a lo que Rosario contestó que acababa de salir de un episodio depresivo en el verano de 2013.

Le preguntó si en los meses de junio y julio había ingerido fármacos, a lo que Porto contestó: "En junio bastantes". El fiscal incidió en la ingesta de Orfidal, inquiriéndole sobre si los usaba cuando estaba algo nerviosa, a lo que ella respondió que "tomaba alguno suelto". Y añadió de forma tajante: "Yo no compraba Orfidal. Solo lo tomaba".

A Rosario se le quebró la voz al recordar a su hija, de la que dijo: "Asunta fue adoptada y muy querida". "Como padres lo hicimos lo mejor que pudimos", añadió. Alabó las altas capacidades que mostraba la pequeña, aunque destacó que era difícil gestionarlo. "Si un fin de semana iba a tener más clases en casa, se quedaba conmigo. Él tenía acceso, por nuestro convenio regulador, un día a la semana -a la niña-; él quería estar con su hija, la acompañaba un montín de días a clase", recordó acerca del tiempo que pasaban con la menor.

El fiscal incidió en si la menor tomaba algún tipo de medicación, a lo que Porto aseguró que tenía muchos problemas de garganta y que en los meses previos a su muerte había pacedido una fuerte reacción alérgica.

Preguntada acerca del comportamiento del Alfonso Basterra, Porto respondió con evasivas al fiscal sobre si había sido víctima de maltrato. Aseguró que el divorcio había sido "pacífico", pese a que él había descubierto su infidelidad con un empresario.

Rosario se gira hacia el jurado para recordar el asalto a la vivienda. Mirando a los miembros del jurado popular, reconstruye la noche. "Tengo que reconcoer que no soy nada valiente", dice, pero consiguió abalanzarse sobre el intruso. "Por la complexión física, era un varón", afirma tras explicar que el forcejeo le provocó un negró en la cara. "Asunta era una niña miedosa, pero yo no quería que tuviera la sensación de que no estaba segura en su casa".

Segunda sesión del juicio

Los acusados por el crimen de Asunta, Rosario Porto y Alfonso Basterra, llegaron a los juzgados a las 9.10h para una nueva jornada del proceso. José Luis Gutiérrez Aranguren, letrado de Rosario Porto, y uno de los primeros en llegar, auguraba que la primera en declarar hoy sería su cliente, tal como finalmente decidió el tribunal. Para el letrado, "hoy es un día clave".

En todo caso, considera que, pese a que su defendida está "preparada", las preguntas van a ser "duras" y "le van a revolver su vida pasada y la vida de su hija".

Aranguren explica que el estado de su patrocinada ayer, compungida y llorosa, era "previsible". "Se está hablando de su vida y de la muerte de la niña, de las supuestas condiciones en que se produjo, que fue ella y además en una situación dramática que en modo alguno se corresponde con la verdad y eso hace mella". De hecho, añadió que "hoy cuando se le pregunte" todavía "va a ser peor".

Además, subrayó, esa jornada discurrió justo cuando era el cumpleaños de la niña, que habría cumplido quince años.